lunes, 31 de octubre de 2011

"¿Es posible que Borges haya tenido tan mal oído y pensara seriamente que así sonaría en nuestro idioma la poesía de Heine?"


Ricardo Bada, ya viejo conocido de este blog, firma en El Trujamán del 29 de octubre pasado la siguiente columna sobre Heinrich Heine (1797-1856), donde, de paso, polemiza con Borges.






"Si a la noche en Alemania pienso yo..."

Desde Hölderlin, y hasta Rilke, no se ha escrito una poesía tan bella como la de Heine en el idioma de Goethe, quien tampoco lo hacía mal: uno de los mejores poemas del olímpico de Weimar, Gingo Biloba, pudiera haberlo firmado el autor de Alemania: un cuento de hadas invernal.

Los versos iniciales de su canción de la Lorelei (Ich weiss nicht, was soll es bedeuten, / dass ich so traurig bin, «No sé qué puede significar / que esté tan triste») forman parte irreversible del acervo popular alemán, y son ya tan proverbiales como otros dos versos suyos definitivos: Denke ich an Deutschland in der Nacht, / dann bin ich um den Schlaf gebracht, que tal vez debieran traducirse «Si a la noche en Alemania pienso yo, / el sueño desde luego se fregó»… para usar un verbo suave y que no comienza con jota.

Heine no ha tenido mucha fortuna en nuestro idioma, si descontamos su rastreable influencia en la Rimas de Bécquer. Pero su propio vino, casi siempre, por no decir siempre que fue vertido en nuestros odres, se convirtió en vinagre durante el trasvase. Y en un caso concreto, para más inri, con el aval de un gran amante de su obra.

En el prólogo a Alemania, cuento de invierno, y otras poesías (de Editorial Leviatán, Buenos Aires, 1984), y después de dedicarle a su autor todas las loas posibles, Borges perpetra estas palabras: «En este libro, que tengo la alegría de prologar, oímos en castellano la voz de Heine. La empresa es ardua, ya que el alemán y el castellano son tan distintos. A priori se diría que es imposible. Mi amigo Alfredo Bauer lo ha logrado. Su traducción es fiel al sentido y fiel a la forma. No pensamos, al recorrerla, en las equivalencias que proponen los diccionarios, pensamos que ha surgido en castellano, directamente». Ay… las dos palabras claves de este prólogo son «mi amigo».

Porque ese juicio sobre la traducción de Alfredo Bauer es casi un insulto a Heine. Basta leer unos versos famosos del primer capítulo del libro (Ein neues Lied, ein besseres Lied, / O Freunde, will ich euch dichten: / Wir wollen hier auf Erden schon / Das Himmelreich errichten) y contrastrarlos con la versión panegirizada por Borges:
Un canto nuevo, un canto mejor,
cantaré con vuestro permiso.
Queremos aquí en la Tierra ya
construir el paraíso.
Hasta a Borges debería habérsele atragantado ese «permiso» que es un vergonzoso ripio para rimar con «paraíso». ¿Es posible que Borges haya tenido tan mal oído y pensara seriamente que así sonaría en nuestro idioma la poesía de Heine? Pues lo cierto es que no hay que esforzarse mucho para traducir esos cuatro versos de manera harto más fiel y aseada, como lo hace Jesús Munárriz (Ediciones Hiperión, Madrid 2001):
Una canción nueva y mejor,
amigos, quiero componeros.
Aquí en la tierra queremos fundar
nosotros el reino de los cielos.
Y si uno tira por la borda todos los prejuicios en materia métrica, dadas las diferencias entre los dos idiomas, que hasta Borges reconoce como un obstáculo, entonces podemos acercarnos casi con zoom al original:
A una canción nueva, una canción mejor,
¡oh amigos! le dedico mis desvelos.
Queremos ya aquí en la Tierra
edificar el reino de los cielos.
Lo mismo sucede con otra famosa cuarteta de la emotiva «Despedida de París» con que se inicia el libro (Ich sehne mich nach Tabaksqualm, / Hofräten und Nachtwächtern, / Nach Plattdeutsch, Schwarzbrot, Grobheit sogar, / Nach blonden Predigerstöchtern), que en la traducción tan elogiada por Borges suena poco más o menos como un inventario contable («Anhelo el humo tabacal, / centinelas, profesores, / pan negro, rudeza, dialecto hamburgués, / rubias hijas de predicadores»), aparte de ¿qué habrá querido decir eso de «anhelo el humo tabacal», y por qué el Plattdeutsch (=bajo alemán, por contraste con el Hochdeutsch =alemán alto, o culto) se convierte en dialecto hamburgués?
Y pensar que esa cuarteta también podría sonar, en alejandrinos, bastante más Heine…
Añoro el aire denso del humo de cigarros,
a los guardias nocturnos y doctos profesores,
el dialecto y el pan negro,
la grosería incluso,
y a las rubias hijas de los predicadores.

domingo, 30 de octubre de 2011

La ayuda francesa de todos los años

Isabelle Berneron, del Bureau du Livre del Servicio de Cooperación y de Acción Cultural de la Embajada de Francia en Argentina, ha hecho llegar al Club de Traductores Literarios de Buenos Aires la siguiente información.
Con todo, para quienes desee saber cuál ha sido la política de ayuda francesa para la publicación de libros de ese origen en la Argentina durante la primera década del presente siglo, pueden leer en este mismo blog esto.

Plan de Ayuda a la Publicación Victoria Ocampo

Nos permitimos comunicarles que la convocatoria para el Plan de Ayuda a la Publicación Victoria Ocampo de esta Embajada está abierta.

En esta sesión (primavera boreal), se puede pedir dos tipos de ayuda: la ayuda a la cesión de derechos y la ayuda local. Recibimos los proyectos hasta el 15 de enero del 2012.

1) La ayuda a la cesión de derechos: una vez seleccionados los proyectos por el comité local (Consejero, Agregado cultural, bureau du livre. etc), nuestra agencia. “el Intitut Français”. define  cuáles son los proyectos que beneficiarán de esta ayuda (total o parcialmente). Si la ayuda está acordada, la gestión de los derechos se hará directamente entre el Institut y el editor francés.

 2) La ayuda local: el comité local elige proyectos y define el monto financiero de la ayuda. El editor tendrá que firmar un contrato con la Embajada para recibir el subsidio. 

Se puede aplicar a los tipos de ayuda.  En los dos casos, se necesita entregar:

*Un ejemplar de la obra propuesta para su correcta evaluación,        

*Formulario de presentación del proyecto (doc adjunto: "formulaire demande")       

*Formulario export (doc adjunto: "formulaire export")       

*Una copia del contrato firmado con el editor francés        

*Un presupuesto detallado del costo de producción de la obra, según detalle a continuación :
traducción - diagramación - corrección - diseño - impresión - encuadernación - papel (si es por compra separada) 

Para aplicar a la ayuda de cesión de derechos, se tiene que llenar además:

*El formulario de cesión de derechos (doc adjunto: "formulaire cesion de derechos")     

*2 Conventions con la notita “lu et aprouvé” - (doc adjunto: "PAP convention Insitut Français")
Para aplicar a la ayuda local, se tiene que entregar además:

*Una copia del contrato firmado con el traductor

*Copia de los presupuestos  

*En caso de tratarse una editorial que se presenta por primera vez al Programa de Ayuda a la Publicación Victoria Ocampo, deberá hacer por separado una presentación de su editorial, indicando su antiguëdad, objetivos, tirada promedio, difusión, distribución y adjuntando el catálogo.

sábado, 29 de octubre de 2011

"Argentina importa libros por 102 millones de dólares y exporta por 45"

El 27 de octubre pasado Patricia Kolesnikov publicó en Clarín una nota a propósito de la situación en que se encuentran los libros varados en la aduana argentina por disposición del Secretario de Comercio del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Allí se dice que "Alrededor de un millón de volúmenes están retenidos hace más de u nmes. Los editores se comprometen a exportar tanto como importen. En principio, traerán menos libros.

Acuerdos para liberar los libros de la aduana

Ahora, todos están listos para firmar acuerdos y confían en que sacarán los libros bloqueados en la Aduana. Ahora los editores se comprometerán a exportar tanto como importan y afilarán sus lápices para cumplir ese compromiso. Ahora las más grandes editoriales firmarán un papel diciendo que “el proceso de sustitución de importaciones tiene efecto positivo en la balanza comercial del país” y que “es posible generar una tendencia exportadora de los bienes culturales producidos por el sector”.

Hace un mes, pensaron que era un error. Los editores se enteraron de que no podían sacar de la Aduana los libros que habían traído del exterior –en ese momento, alrededor de un millón y medio de ejemplares– y creyeron que era exceso de celo, un cumplimiento anticipado de una norma que debía empezar en marzo y que consistía en mandar a analizar cada libro que tocara estas costas para ver si había plomo en la tinta con que estaba impreso.

Enseguida supieron que no, no se trataba de eso: era la larga y bien respaldada mano del Secretario de Comercio, Guillermo Moreno, que al principio les plantearía el tema como una causa –la defensa de la industria gráfica nacional– y en estos últimos como un tema de balanza comercial: exporten lo que quieran pero exporten por el mismo monto que importan. Ya no importaba la industria gráfica nacional, importaba conseguir un socio que exportara algo.

Una premisa más dio el Secretario: pórtense bien , les dijo a señores y señoras grandes, y no hablen con la prensa. Por eso, notas como esta casi no tienen fuentes visibles.

Los editores de las dos cámaras que hay en la Argentinala Cámara Argentina del Libro y la Cámara Argentina de Publicaciones– salieron a explicar que la industria tenía especificidades. Que hacer libros no es igual-igual que hacer medias, que hay títulos que por su escala no conviene hacer acá (se venderán muy pocos) y títulos que por sus características técnicas no se puede hacer acá (anillados, troquelados, con brillantina).

Pero los editores son empresarios así que además de explicar –y mientras pagaban un promedio de 0,08 pesos por día y por libro en concepto de depósito– empezaron a negociar.

“Nos agarraron con muchas novedades, toda la campaña de Navidad, unos 60.000 libros”, dice el responsable de una editorial que hace sobre todo libros infantiles. Los demás estaban en condiciones similares. El total del sector, informó la Cámara del Libro, importa por 102 millones de dólares y exporta por 45. Pero los socios de la CAL (editoriales medianas y chicas) no estaban en las mismas condiciones que los de la CAP (grandes y multinacionales).

Tomando a todos los socios de la CAL como un todo, dijo su presidente, Isaac Rubinzal, el balance de exportaciones e importaciones es parejo. Por eso, la Cámara armó un sistema de compensaciones, que le presentará a Moreno el 3 de noviembre: el que exporte más de lo que importa, le “venderá” su crédito sobrante al que lo necesite, por un 8% de su valor. Y l os importadores traerán la mitad de lo que trajeron en 2010. Así, la Cámara promete llegar al equilibrio exigido. “Pretendemos imprimir acá, después necesitamos una reunión con imprenteros y papeleros para que podamos ser competitivos a la hora de exportar”. Por ahora, nadie puede garantizar más ventas, así que a ajustarse las importaciones.

Los grandes de la Cámara de Publicaciones tienen listo el acuerdo que firmarán el lunes 31 con la ministra de Industria, Débora Giorgi, el ministro de Economía; Amado Boudou; Moreno y el Secretario de Cultura, Jorge Coscia. Allí se comprometen a: “Mantener el equilibrio entre las exportaciones e importaciones, efectuadas de tal manera que resulte la paridad entre las mismas”. Si no lo hacen, “se obligan a efectuar un aporte irrevocable de capital por el monto necesario para lograr el equilibrio comprometido”.

Así, dicen los editores, desde el martes circularán los libros. Lo que también dicen, pero dicen menos, – “pórtense bien”– es que esperan un encarecimiento significativo de los libros de texto. Y los importadores netos –que traen material de arte, fotografía y diseño que se hace en grandes volúmenes en China y se distribuye por el mundo– ya están avisando a sus clientes que salgan a comprar lo que hay hoy en librerías, porque tardarán meses en tener otro cargamento.

viernes, 28 de octubre de 2011

Anuncio oficial de becas brasileñas de traducción y publicación de reediciones

Programa de Bolsas de Tradução e Publicação de Reedições

Inscrições foram abertas em 8 de julho.

O Ministério da Cultura (MinC), por meio da Fundação Biblioteca Nacional (FBN/MinC), publicou dia 08 de julho, no Diário Oficial da União (Seção 3, páginas 16 e 17), o Edital  Programa de Bolsas de Tradução e Publicação de Reedições. O prêmio terá R$ 12 milhões de recursos, do Fundo Nacional da Cultura (FNC), para a divulgação de obras brasileiras no mercado internacional.

Os recursos serão oferecidos a editoras estrangeiras que desejarem traduzir, reeditar, publicar e distribuir, no exterior, livros impressos e digitalizados de autores e editoras nacionais. O Programa está acessível nos seguintes gêneros literários: romance, conto, poesia, crônica, obra de referência, infantil e/ou juvenil, ensaio literário, ensaio social, ensaio histórico e antologias de poemas e contos.

Para o biênio 2011/2012 estão sendo ofertados recursos na ordem de R$ 2,100 milhões e as inscrições do edital ficarão abertas ininterruptamente. O valor das bolsas oferecidas para a tradução de obras brasileiras irão variar de US$ 1 mil a US$ 8 mil e as editoras interessadas em reeditar obras de autores brasileiros que estejam fora de mercado receberão apoio financeiro de até Us$ 4mil.

Confira aqui o Edital do concurso.

jueves, 27 de octubre de 2011

Nueva obra de referencia publicada en la Argentina

El traductor argentino Víctor Goldstein, con la colaboración de la traductora francesa Geneviève Baudry, acaba de publicar en la colección Instrumentos de la editorial Santiago Arcos, de Buenos Aires, un Diccionario de locuciones y modismos franceses (desde el siglo XVI hasta el XXI).

Según la información que consta en una de las solapas del volumen,  “Esta obra recopila más de 10.000 locuciones de la lengua francesa: clásicas o modernísimas, sofisticadas o vulgares, coloquiales o sabias, o sencillamente divertidas. Cada expresión intenta encontrar aquí su media naranja idiomática en el español que se usa tanto en España como en otros países de habla hispana. Este libro cuenta, además, con un índice de palabras clave y un apéndice de acepciones inusuales de palabras usuales, convirtiéndose de esta manera en una herramienta imprescindible para cualquier traductor literario, por la gran variedad y cantidad de expresiones recogidas y sus equivalencias, y en una obra de consulta amena para el filólogo, el estudiante, o para quien, simplemente, se siente atraído por la magia de las palabras

Víctor Goldstein (Buenos Aires, Argentina, 1946) es uno de los más  prestigiosos traductores literarios de francés, oficio que ejerce en forma ininterrumpida desde fines de los años sesenta. Entre otras, ha vertido a nuestra lengua obras de M. Schwob, H. Michaux, A. Jarry, B. Cendrars, M. de Certeau, B. Vian, V. Van Gogh, J. Derrida, M. Proust, A. Artaud, M. Foucault, A. Malraux, B. Constant, M. de Montaigne, M. Merleau-Ponty. A lo largo de su carrera recopiló miles de locuciones y rarezas idiomáticas, motivado por el hecho de que los diccionarios habituales de traducción no suelen cubrir satisfactoriamente estos modos del habla, de uso frecuente entre los escritores franceses, ya se trate tanto de textos literarios como científicos.

Geneviève Baudry (Boulogne-Billancourt, Francia, 1956) es profesora de francés y traductora literaria, licenciada en literatura y civilización españolas por la Universidad de Toulouse-Le Mirail (Francia), diploma de posgrado en Traducción Literaria por el Centro Europeo de Traducción Literaria de Bruselas (Bélgica), y reside desde hace treinta años en Madrid, España. Traductora de los poetas Ángel Guinda, Ánchel Conte, Manuel M. Forega, Joaquín Sánchez Vallés, Pilar Peris, entre otros, y del dramaturgo español Luis Araújo; ha traducido también algunas de las novelas cortas del autor argentino Fernando Sorrentino.

martes, 25 de octubre de 2011

Juana Bignozzi en el Club de Traductores Literarios de Buenos Aires

Ayer, lunes 24 de octubre, el Club de Traductores Literarios de Buenos Aires se dio el enorme gusto de recibir a la poeta y traductora Juana Bignozzi, quien, con más de cuatrocientos títulos traducidos, no dejó tema sin tocar: sus inicios como traductora, el ambiente editorial porteño de los años sesenta y setenta, sus peripecias como traductora argentina en España, las transformaciones del mundo editorial, etc. Luego, ante una nutrida concurrencia –en la que destacó la presencia de Arnaldo Calveyra, otro gran poeta argentino de paso por la ciudad–, respondió a todas las preguntas que se le formularon y nos dejó con ganas de más.

Quienes deseen ver y oír la sesión pueden hacerlo acá

Juana Bignozzi nació en Buenos Aires en 1937. Es una de las mayores poetas argentinas de todos los tiempos. Es traductora del francés y del italiano.

Foto de presentación: Agustín Spinetto
Foto de la derecha: Silvia Camerotto

lunes, 24 de octubre de 2011

Manuel Seco no se anda con vueltas y dice lo que piensa de la RAE, "institución humana y no divina que no gobierna la lengua".

La noticia, firmada por Ana Mendoza, corresponde a un cable de la (Agencia EFE), fechado en Madrid el 21 de octubre pasado. En ella, Manuel Seco (Madrid, 1928), en la ocasión de la reedición de su célebre Diccionario de dudas, se despacha con lo que piensa sobre la Real Academia, a la que pertenece desde 1979, y señala las sospechosas similitudes entre su libro y el Diccionario panhispánico de dudas, de los cosos esos.

El Diccionario de dudas celebra su 50 aniversario
con una edición actualizada

Cincuenta años después de publicar su Diccionario de dudas y dificultades del idioma, Manuel Seco ha actualizado íntegramente esta útil obra, que pretende resolver las mil pequeñas dudas que se le presentan al hablante. Y lo hace sin caer en la corrección política tan frecuente hoy día.

"Lo políticamente correcto contribuye a fastidiar el idioma", asegura en una entrevista con Efe Manuel Seco que, aunque es académico de la Lengua desde 1980, no duda en contradecir la normativa académica cuando lo ve necesario, convencido de que la Academia, "institución humana y no divina, no gobierna la lengua".

"La Academia no tiene siempre la dignidad que debería tener. Muchas veces guarda silencio y no debería guardarlo", sostiene el autor de este famoso diccionario, presente en muchos hogares españoles y del que se han publicado once ediciones y numerosas reimpresiones a lo largo de estos años.

Seco, uno de los lexicógrafos españoles más destacados, ha "revisado a fondo" las entradas del diccionario para la edición que ahora publica Espasa, una de cuyas novedades es que muchos de los ejemplos están entresacados de los escritores hispanoamericanos más destacados que, asegura, "en algunos aspectos son mejores que muchos escritores españoles".

También ha enriquecido su diccionario "con otros temas que merecían una respuesta fundamentada y de cierta contundencia", dado que "en los últimos años han proliferado periodistas y gramáticos improvisados que se dedican a resolver las dudas de la gente, y a veces inventan soluciones que no tienen fundamento histórico ni real".

Y pone un ejemplo: la locución "en olor de" ("murió en olor de santidad"), no debe confundirse con "en loor de", que equivale a "en elogio de" ("escribió un libro en loor de Zumalacárregui"). Algunos de esos "gramáticos improvisados" las confunden, insiste.

El diccionario está centrado en el español de España, "cuyos hablantes lo necesitan no menos que los americanos, sobre todo en estos últimos tiempos en los que la enseñanza ha caído verticalmente y es un desastre", asegura Seco.

En un país, como España, con cuatro idiomas cooficiales, Seco arremete contra "la presión suicida" que ejercen algunos gobiernos autonómicos "contra el uso normal" del castellano, la lengua "común de toda España y de gran parte de América".

En este sentido, recomienda decir "Generalidad de Cataluña", y no "Generalitat", cuando se habla o escribe en castellano. Como, en esos casos, también habría que decir "País Vasco" y no "Euskadi"; Gerona, Lérida, La Coruña y Orense, en lugar de "Girona", "Lleida", "A Coruña" y "Ourense".

"Lo políticamente correcto" ha llevado a que el Parlamento nacional declare oficiales esos topónimos, algo que, en opinión de Seco "no tiene sentido" porque "ese mismo respeto hacia lenguas distintas al castellano podría mantenerse respecto a otras: ¿por qué no decir entonces London?"

"Lo políticamente correcto contribuye a fastidiar el idioma", asegura Seco, partidario de decir "gitano" o "negro" cuando haga falta hacerlo. "Estamos haciendo malditas determinadas palabras que no lo han sido nunca".

En la introducción, este lexicógrafo critica a "una venerable institución" (en clara alusión a la Real Academia Española) por no citar la obra de Seco como fuente del Diccionario panhispánico de dudas, aunque haya coincidencias entre ambas.
"Me hubiera gustado que hubieran sido más discretos en la imitación", pero "se consideran con derecho a saquear a los demás", afirma.

También critica con contundencia las reformas introducidas en la última edición de la Ortografía, de 2010, y se subleva contra la supresión de la tilde en palabras como "guion", "fie", "hui", "riais" que, según la RAE, son monosílabos en las que no existe hiato -aunque la pronunciación así parezca indicarlo- sino diptongo o triptongo. "La Academia está errada y siembra con ello la confusión", añade.

En cada una de las entradas Seco suele recomendar el uso "más normal", pero a veces sí afirma que algo es incorrecto, como decir "andara" por "anduviera", "por mucho que Camilo José Cela lo emplee en una de sus obras".

También se suele producir confusión con el verbo "caber", usado por la gente en dos sentidos antagónicos. Uno de ellos equivale a "ser posible" ("caben todas las conjeturas"), y el otro a "ser preciso" ("cabe recordar que el público no va al teatro..."), pero este último uso no es correcto.

Otro caso que Seco considera "una batalla perdida" es la distinción entre "deber" y "deber de". El primero significa obligación y el segundo, probabilidad. Hay escritores que "los confunden siempre" y otros que optan por "deber" (sin "de") en las dos significaciones.

En la duda es mejor decir "deber" a secas, concluye.

domingo, 23 de octubre de 2011

Si Arturo Pérez Reverte no entiende nada, ¿para qué leerlo?

El 11 de octubre pasado, el diario Clarín publicó una nota de Guido Carelli Lynch, con el título "Contenidos de la RAE: sigue la polémica". En ella se daba cuenta de lo ocurrido con el blog de Ricardo Soca y de la polémica que había subido desde distintos blogs del mundo hispanohablante hasta diferentes foros y periódicos. Entre otras cosas, también se ofrecía la opinión de dos escritores españoles. Javier Marías en la oportunidad opinó sobre la RAE y manifestó: “Me gustaría que esa institución no cobrase por ningún servicio, pero no es una ONG ni una organización gubernamental sufragada con dinero público, aunque cuente con alguna ayuda estatal. Es una institución de carácter privado e independiente y lo fue incluso bajo la dictadura de Franco, a la que era muy difícil y muy arriesgado llevar la contraria”. En cambio, Arturo Pérez Reverte (foto) –quien además es miembro de la RAE–, dijo en Twitter que: 'Hay una ofensiva de demagogia y política en la Argentina respecto a la RAE y el español”. Se trata de dos visiones diferentes: una matizada y prudente, y la otra, no.

Es posible que Pérez Reverte no vea las cosas con la claridad con que las ve Marías. Por lo pronto, el problema que él cree exclusivo de la Argentina está hoy por todas partes y no tiene nada que ver con lo que dispone o deja de disponer un gobierno, sino con las prácticas imperiales de la RAE, institución que, a la luz de lo que dicen muchos españoles lúcidos, afortunadamente sólo representa a una parte de España y de los españoles. Pero Pérez Reverte está en su derecho de granjearse un montón de enemigos de un plumazo. Allá él y, por suerte, aquí nosotros. Dicho lo cual cabe preguntarse qué pasaría si los lectores latinoamericanos, en lugar de perder la paciencia leyendo sus novelas y artículos utilizáramos ese tiempo para leer, por caso, a Javier Marías, o a Eduardo Mendoza, o a José María Álvarez, o para releer a Luis Martín Santos, a Rafael Sánchez Ferlosio, a Alfonso Costafreda, a Gabriel Ferrater o a Jaime Gil de Biedma, para no hablar de Antonio Machado y de los clásicos del siglo XVII. ¿No se trataría de autores más provechosos? Y llegado el caso, si dejáramos de leer a Pérez Reverte, ¿perderíamos realmente algo? ¿Nuestra educación sería peor? ¿El mundo sería un lugar más chico? Como por la plata baila el mono, tal vez Pérez Reverte sería más prudente a la hora de disparar su Twitter. Ojo: se trata, claro, de una pregunta que ojalá se convierta en inquietud.

sábado, 22 de octubre de 2011

Últimas funciones de una de las mejores piezas de la cartelera porteña

Nuevamente Rafael Spregelburd se las arregla para asombrar. Esta vez en la triple función de dramaturgo, actor y director. El suyo es uno de los más interesantes textos producidos en los últimos tiempos, donde se abordan cuestiones como la posibilidad de un arte nacional, el lugar que le corresponde al Estado en el surgimiento de tal hipótesis, el lugar que le corresponde a la crítica, etc.  Y si bien este blog no se ocupa de espectáculos, en la oportunidad se trata de un texto comisionado por "Dramaturgias Cruzadas: Textos Conjuntos entre autores argentinos y europeos", operación de traducción auspiciada por ProHelvetia y el Goethe Institut de Buenos Aires.

Corre el año 1891. Luego de formarse en Europa, un puñado de pintores argentinos comandados por Eduardo Schiaffino pretende –con una modesta exhibición en la calle Florida – una misión altisonante: fundar, tal vez, un arte nacional. Pero hay una voz, una sola, que se levanta en contra. El crítico español Eugenio Auzón ataca sin piedad: “Habrá arte argentino dentro de doscientos años y algunos meses”. La lúcida y amarga polémica entre Schiaffino y Auzón se sale de control, y lo que comienza siendo “una ofensa de las que se lavan con buena pintura” acabará lavándose con sangre. Schiaffino y Auzón se batirían a duelo en la Navidad de 1891. Las consecuencias de este duelo aún resuenan en nuestros oídos con cuidadosa y brutal precisión. Ninguna patria celebra a sus apátridas.

Actuación: Rafael Spregelburd / Zypce
Composición y ejecución: Zypce
Textos: Rafael Spregelburd, sobre las cartas originales de Eduardo Schiaffino y Eugenio Auzón (1891)
Voces grabadas: Mónica Raiola / Erik Altorfer / Pablo Osuna García / Félix Estaire de la Rosa / Zaida Rico / Ruth Palleja / Zypce / Spregelburd
Investigación: Viviana Usubiaga
Iluminación y espacio: Santiago Badillo
Vestuario: Julieta Álvarez
Fotografía: Ale Star
Asistente: Gabriel Guz
Prensa: Duche-Zárate prensa@duchezarate.com.ar

Con el auspicio de Pro Helvetia, Embajada de Suiza y Goethe-Institut Buenos Aires
Curador: Erik Altorfer
Coordinación general: Hartmut Becher
Traducción al alemán: Jana Beckmann
Asistente en Dramaturgias Cruzadas: Georg Tielmann
Asistencia técnica: Rolando Franzoesy
Asistentes de producción: Georg Tielmann, Maren Schiefelbein

El Extranjero / Valentín Gómez 3378 / Abasto / Buenos Aires / Reservas: 4862-7400
Viernes 20:30

Reservas en http://www.elextranjeroteatro.com/plays/view/1o también reserva y compra anticipada en www.alternativateatral.com.ar
Localidades: $60 / Jubilados y estudiantes: $40

viernes, 21 de octubre de 2011

El Paterson, de William Carlos Williams, y los Poemas de Maximus, de Olson, en castellano

De vuelta de un breve viaje a México, el Administrador quiere comentar la existencia de dos libros que, por su importancia, destacan en la abultada producción editorial mexicana que, desgraciadamente, sólo circula con cuentagotas en el exterior de ese país.

El primero es la edición completa de Paterson, el gran poema del estadounidense William Carlos Williams, que en versión bilingüe y con traducción de Hugo García Manriquez e introducción de William Rowe, publicó la editorial Aldus, ayudada por CONACULTA –algo así como el equivalente del Fondo Nacional de las Artes argentino, pero con mucha más onda y criterio–, en 2009.

El segundo son Los Poemas de Maximus, de Charles Olson, que con traducción y prólogo de Ricardo Cázares Graña, publicó en edición bilingüe Mangos de Hacha en 2010, contando para ello también con el apoyo de CONACULTA.

En uno y otro caso, se trata de obras fundamentales de la poesía estadounidense que, hasta la fecha, sólo se habían conocido parcialmente en antologías.

CONACULTA es una institución estatal mexicana que entendió el valor ambos proyectos y que decidió apoyarlos. Ojalá circulen por todo el ámbito de la lengua castellana.

jueves, 20 de octubre de 2011

Martina y Uwe nos informan...

Martina Fernández Polcuch y Uwe Schoor, nuestros amigos del SPET, anuncian, para el jueves 27 de octubre, a las 18:30, en el Salón de Conferencias del IES en Lenguas Vivas (Carlos Pellegrini 1515) la presencia de Beatriz Cagnolati , para disertar sobre "La traducción de textos pragmáticos: un estudio sobre interferencia y anomalías"

Beatriz Emilce Cagnolati es Doctora en Letras, Profesora y Traductora de Francés (UNLP). Es profesora de Traducción científico-técnica en francés II en el IES en Lenguas Vivas “Juan Ramón Fernández” y en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FaHCE/ UNLP), donde dicta también Gramática Contrastiva francés/castellano y dirige proyectos de investigación radicados en el Área de Investigación en Traductología, de la cual es fundadora. Es traductora de artículos y libros publicados, entre los cuales se encuentra El jardín de las delicias democráticas (FCE), de Philippe Braud. Ha dictado seminarios sobre Traductología en universidades nacionales y extranjeras y participa regularmente en congresos de la especialidad. 

Como en ocasiones anteriores, quienes confirmen su asistencia recibirán (a partir del 17/10) por correo electrónico el material de lectura sugerida para este encuentro, que también está disponible en la fotocopiadora del Lenguas Vivas (en el subsuelo, junto a la Biblioteca central) así como la bibliografía ampliada sobre el tema.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Una reflexión traductológica

Un artículo de Patricia Willson, originalmente publicado en la Argentina en  Cuadernos del Inadi (Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo) Nº 2, correspondiente a a agosto de 2010.


Las otras traducciones

Me están acortando la vida varios años”
Hermann Goering, sobre los intérpretes en los procesos de Nuremberg.

La traducción, como práctica central en la configuración de tradiciones literarias y teóricas, en la Argentina y en otros espacios culturales, ha sido objeto de ensayos, entrevistas, debates, números especiales de revistas culturales.1 Sin embargo, la traducción no tiene únicamente esta dimensión adscripta al orden de lo simbólico: también presenta una dimensión antropológica nítida, pues relaciona a los sujetos entre sí y puede afectar de manera directa la vida de miles de personas. Si se la ha definido como “la experiencia de lo extranjero”, si se ha dicho que pone en escena relaciones de poder, por la asimetría en el peso de las lenguas, las culturas o las alteridades en contacto, en esa otra dimensión, la “real”, estos rasgos son explícitos, inocultables por añadidura. Basta con detenerse a pensar en el papel sociopolítico in situ que les toca desempeñar a traductores e intérpretes en los pedidos de asilo, en las situaciones de migración legal o clandestina, en los casos de conflicto bélico e incluso de ayuda humanitaria cuando sobrevienen desastres naturales. De la traducción durante los juicios de Nuremberg al derecho –ideal– de todo extranjero que va a un hospital a contar con la asistencia de un intérprete en su lengua o en alguna que conozca, o en el caso de que esté alfabetizado, a disponer de material escrito en su propia lengua, hay un espectro vastísimo de situaciones en las que traductores e intérpretes hacen posible la observancia de derechos civiles y políticos, así como la administración de justicia, incluidos los casos de crímenes de lesa humanidad.

En el impresionante Dokumentationszentrum de la ciudad de Nuremberg, museo sobre el ascenso, la consolidación y la caída del nacionalsocialismo, la exposición culmina con diversas referencias documentarias e iconográficas a los juicios. Las fotos y filmaciones de los presentes en el tribunal, escuchando atentamente con auriculares puestos, los gestos de algunos jerarcas nazis que se sacan los auriculares –se “desconectan”– en un momento dado de la requisitoria, son indicios de lo que quedó fuera de escena en la iconografía y que, sin embargo, constituyó un factor de posibilidad para que los procesos transcurrieran como transcurrieron: los mediadores lingüísticos entre hablantes del alemán, del francés, del inglés y del ruso. En efecto, en los procesos llevados a cabo en Nuremberg desde noviembre de 1945 hasta junio de 1946 hubo traducción entre esas cuatro lenguas: alemán, francés, inglés y ruso. Nunca antes se había trabajado al mismo tiempo con tantos idiomas y en una coyuntura tan compleja. A diferencia de lo que ocurrió en las conferencias de París en 1919, al terminar la Primera Guerra Europea, el recurso a la interpretación consecutiva era, en este caso, impensable: por la cantidad de implicados, por la densidad de los testimonios, las audiencias hubieran sido interminables, agotadoras. Se optó por poner en práctica, por primera vez de manera tan masiva y con tanta difusión internacional, aunque ya había habido otras experiencias en la Organización Internacional del Trabajo en la década de 1920, el método de la traducción simultánea, señal de que son las necesidades de comunicación las que propician y desencadenan los avances tecnológicos. 2 En los juicios en Nuremberg hubo cuatro “cabinas”, con tres intérpretes cada una; así pues, en la cabina de francés se traducía a esa lengua desde el alemán, el inglés y el ruso, y así para cada una de las lenguas del proceso. Los historiadores de la interpretación coinciden en que los procesos a los criminales nazis inauguraron nuevos modos de entender la práctica de la traducción y pusieron en evidencia, como rasgos diferenciales respecto del traductor de textos escritos, la cuestión del temple, de la rapidez mental y lingüística, y de la resistencia de quienes hacen interpretación simultánea.

En casos menos espectaculares pero igualmente decisivos en el respeto del derecho a la no discriminación lingüística, esto es, aquellos que se producen bajo el modo de la “interpretación consecutiva breve”, por ejemplo, el de la asistencia a extranjeros, ya sean asilados políticos o migrantes, el traductor y el intérprete median en las relaciones desiguales de poder entre un potencial refugiado y el potencial país de acogida. Los discursos internacionales sobre derechos humanos muchas veces entran en colisión con los discursos políticos nacionales sobre inclusión y exclusión, de allí la tensión que es parte de las negociaciones en las instancias oficiales de los procedimientos migratorios. Así, hay trabajos sobre corpus de interacciones registradas durante entrevistas en las que es posible observar el tipo de injerencia del intérprete en los cuestionarios que tienen como protagonistas, por una parte, a los agentes del gobierno “receptor”, que evalúa la pertinencia o no del posible estatus de asilado político del peticionante y, por otra, al individuo que peticiona y que debe ser evaluado como beneficiario o no del asilo. En estos casos, los investigadores coinciden en el carácter esencialmente dialógico e interactivo de la mediación lingüística, pues la índole misma de la situación comunicativa permite la corrección o clarificación; dicho de otro modo, en este tipo de interpretación, la actuación del intérprete contribuye a determinar el turno siguiente en el diálogo. Ejemplo A: un funcionario de migraciones increpa al intérprete por “hablar tanto tiempo” con el potencial refugiado; el intérprete responde: “Trataba de explicarle qué es lo que se le está preguntando”. Ejemplo B: El gobierno de la provincia de Buenos Aires invita a un prestigioso gerontólogo francés a dar una conferencia en Bánfield; una parte del público es gente muy humilde, cuya asistencia quizá está alentada por el sándwich que se reparte a la salida. Al final de la conferencia, en el tiempo de “debate abierto”, las preguntas del auditorio le llegan a la intérprete en pequeños papeles arrugados, escritos en letra apenas legible; una de ellas: “¿cómo hago para no tener más hijos?” La intérprete no lee la pregunta en voz alta ni la transmite al conferenciante; se guarda el papelito en el bolsillo y piensa de qué modo puede resolver esa situación de (in)comunicación en una charla aparte. La “explicación” de la pregunta, en lugar de la reproducción sin más en la lengua meta de la pregunta del funcionario de migraciones, la censura de una consulta fuera de lugar y la comprensión misma de ese “fuera de lugar”, ponen en la pista de cuestiones éticas y deontológicas específicas en estos casos, diferentes de las que podrían aplicarse en otros modos de interpretación y de traducción.

En la Argentina, tanto por su carácter de país signatario de acuerdos internacionales como por la sanción de modificaciones a la constitución nacional y a las constituciones provinciales, existe una normativa que atiende a la cuestión de la diversidad lingüística, al problema de la discriminación por idioma y, específicamente aunque en medida muchísimo menor, a la traducción. En Mercolingua, el extenso trabajo de relevamiento de esa normativa vigente referida a las lenguas en general (no específicamente a la traducción) preparado por un grupo de investigadores argentinos, hay una parte importante dedicada a la legislación sobre derechos y obligaciones civiles y políticos, y a la legislación en materia de defensa de las lenguas, en especial, el castellano y las lenguas aborígenes de Argentina. En una serie de tratados sobre derechos humanos suscriptos por la Argentina (la Convención Americana sobre Derechos Humanos, también llamado “Pacto de San José de Costa Rica”, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y su Protocolo Facultativo, la Convención sobre la protección de los derechos de los trabajadores migratorios y de sus familiares, la Convención Internacional contra la Delincuencia Organizada Transnacional, entre otros), se estipula la obligatoriedad de asegurar la no discriminación por idioma, mediante una serie de instrucciones que contemplan la presencia de traductores e intérpretes en varias instancias administrativas y jurídicas. Por ejemplo, todo inculpado tiene derecho a ser asistido gratuitamente por un traductor o intérprete, si no comprende o no habla el idioma del juzgado o tribunal; d urante el proceso, toda persona acusada de un delito tendrá derecho, en plena igualdad, a una serie de garantías mínimas, entre las que se encuentra la de ser informada, sin demora, en un idioma que comprenda y en forma detallada, de la naturaleza y causas de la acusación formulada contra ella; l os trabajadores migratorios y sus familiares que sean detenidos serán informados en el momento de la detención, de ser posible en un idioma que comprendan, de los motivos de esta detención; esos trabajadores y sus familiares, cuando que sean privados de su libertad por detención o prisión, tendrán derecho a incoar procedimientos ante un tribunal, a fin de que éste pueda decidir sin demora acerca de la legalidad de su detención y ordenar su libertad si la detención no fuere legal; en el ejercicio de este recurso, recibirán la asistencia –gratuita si fuese necesario–, de un intérprete, cuando no pudieran entender o hablar el idioma utilizado. En cuanto a la trata de personas (especialmente, mujeres y niños), las víctimas tendrán derecho, además de a un alojamiento adecuado, a asistencia médica, psicológica y material y a oportunidades de empleo, educación y capacitación, al asesoramiento e información, en particular con respecto a sus derechos jurídicos, en un idioma que puedan comprender.

El relevamiento de la normativa existente es uno de los puntos de partida posibles para la reflexión traductológica. El registro y el estudio discursivo de casos particulares, la puesta en contexto y la historización del papel de traductores e intérpretes permiten poner de relieve los factores ideológicos –cristalizados a menudo en prejuicios– que gobiernan la interacción entre “lo vernáculo”, “lo propio”, “lo nacional”, por un lado y, por lo el otro, “lo extranjero” en todas sus formas, incluida la lingüística.

Notas
1 En esos números especiales, el título convocante suele ser “Los problemas de la traducción”. Vale la pena detenerse en esta recurrencia. El carácter problemático de la traducción literaria responde a la utopía de la equivalencia, de “producir el mismo efecto”, de querer convertir lo otro en lo mismo. Una vez que se sale de esta impasse,una vez que se piensa la traducción no únicamente como reproducción o mímesis de algo producido en otras coordenadas espacio-temporales, es posible pensar en las funciones que los productos de esta práctica llenan en el espacio cultural receptor,en el modo en que esos productos interactúan con las escrituras “vernáculas”. Borges –y con él, Jorge Panesi, en su excelente artículo de 1994, “La traducción en Argentina”– descree de los problemas generales de la traducción, tomados como condición para que existan teorías generales de la traducción; para él, lo que verdaderamente importa es cómo traducir un párrafo, una palabra, una oración.

2 Esquemáticamente, pueden dividirse los modos de interpretación en cuatro grandes grupos: 1. la interpretación simultánea con uso de equipos (el intérprete escucha al expositor a través de auriculares y empieza a traducir unos pocos segundos después del comienzo de cada enunciado); es el modo que predomina en los congresos y encuentros internacionales; 2. la interpretación simultánea sin uso de equipos, o chuchotage (similar la anterior, salvo por el hecho de que no se dispone de ningún equipamiento especial, y el intérprete depende de la acústica del lugar en que se encuentra para oír lo que se dice); es el modo utilizado en congresos de índole más informal, cuando sólo una o dos personas requieren traducción; 3. la interpretación consecutiva larga(el expositor pronuncia segmentos de discurso de hasta cinco minutos aproximadamente, mientras el intérprete toma notas y, al cabo, reproduce en la lengua meta cada uno de esos segmentos); es el modo utilizado en congresos pequeños, en reuniones informativas; 4. la interpretación consecutiva corta (el intérprete traduce el diálogo entre dos personas que hablan lenguas diferentes; los segmentos a traducir son breves y dependen del turno de cada hablante en el diálogo).

Referencias
Baigorri Jalón, Jesús. La interpretación de conferencias: el nacimiento de una profesión. Granada: Comares, 2000.

Bein, Roberto et al. Base de datos Mercolingua.

Hale, Sandra Beatriz,Community Interpreting. Houndmills: Macmillan, 2004.

Mason, Ian (ed.). Triadic Exchanges. Studies in Dialogue Interpreting. Manchester: St Jerome, 2001.

Panesi, Jorge. “La traducción en la Argentina”. Voces Nº3, agosto de 1994.

Villalba, Gabriela, “La legislación lingüística argentina en torno a la variedad dialectal en la traducción”,Actas de las Segundas Jornadas Internacionales sobre Formación e Investigación en Lenguas Extranjeras y Traducción, 2-4 de junio de 2010, en prensa.



martes, 18 de octubre de 2011

Una entrevista con Manuel Borrás, director editorial de Pre-Textos

El sábado 8 de octubre pasado, la revista Ñ publicó una entrevista realizada por el Administrador de este blog con el editor valenciano Manuel Borrás, director editorial de Pre-Textos. Por razones de espacio, para su publicación en papel fue necesario recortar el texto original, por lo que aquí ofrece completo.

“No necesito la soledad y la calma de las islas Fidji” 


A contrapelo de los papanatas que llegan al mundo de la edición vía la administración de empresas o el marketing y terminan aplicando la misma lógica a Joyce o a Borges que a Movistar o Pepsi, el valenciano Manuel Borrás viene del mundo de la universidad y de los libros. Licenciado en Filología Alemana e Inglesa, junto a Manolo Ramírez y Silvia Pratdesaba, hace exactamente treinta y cinco años fundó la editorial Pre-Textos que, con un catálogo vivo que supera largamente los 1.000 títulos distribuidos entre veintitrés colecciones, se ha constituido en la más importante editorial independiente de España. Así lo ha entendido la Feria del Libro de Guadalajara (FIL), la cual, en 2008, le ha concedido a Borrás el Reconocimiento al Mérito Editorial, premio otorgado por pares, que se entrega desde 1993 y que han recibido, entre otros, Armando Orfila Reynal, Joaquín Díez-Canedo, Antoine Gallimard y Christian Bourgois.   De paso por Buenos Aires, ciudad que suele visitar varias veces al año, Ñ tuvo la oportunidad de charlar con él.

–¿Cómo empezaste a ser editor?
Yo, incluso en mi época pre-universitaria, en Madrid, era muy lector, acaso por inducción familiar: en casa había una biblioteca, mi madre era lectora y estimulaba mucho la lectura en nosotros. Eso me llevó a admirar el mundo de los libros y de los autores, fundamentalmente porque, muy temprano, descubrí que, aunque vivía muy apasionadamente la literatura, no había nacido para la creación. Así que pude elegir pronto. Y esos inicios ocurrieron en la época en que, después de intentar estudiar Psiquiatría Infantil en Madrid –único lugar que tenía esa especialidad en España–, volví a Valencia y, con Manolo Ramírez –compañero ya desde la secundaria y, a esta altura, mi hermano–, entramos  en la Filosofía y Letras, con  17 años, para estudiar filosofía. Allí nos vinculamos con Eduardo Ras, un muchacho algo mayor –debía tener unos 21 años–, poeta, cuyo proyecto era montar una pequeña editorial para publicar a sus amigos y para publicarse. La idea me gustó y nos pusimos a trabajar. Pero, apenas finalizando yo ese primer año de facultad, Eduardo –que era alguien con muchos conflictos– se suicidó. Mientras todo esto ocurría, yo me sentía muy a disgusto con la universidad y se lo dije a mi padre. Él, un hombre muy sensato, me aconsejó que, aunque más no fuera en condición de libre, continuara mis estudios, pergeñando, al mismo tiempo, algún tipo de estrategia de supervivencia. Le confesé a mi padre que no sabía qué hacer y él, que había sido testigo del entusiasmo que Manolo y yo habíamos sentido por el proyecto de Eduardo, nos recomendó continuar con la idea de la editorial. Tuve dudas, pero papá dijo que ése era el mejor homenaje que podíamos rendirle a la memoria de nuestro amigo. Y ahí se me encendió una luz: yo ahí tenía una responsabilidad que cumplir. Por otra parte, mi padre me ofreció ayuda económica, con la condición que fuera cumpliendo mi parte del trato, que era terminar la universidad. No obstante, abandoné la filosofía pura por las letras germánicas y me licencié en Filología Alemana e Inglesa. Hubo muchas vicisitudes vinculadas a la necesidad que entonces había de contar con un permiso gubernamental para ser editor. Pero lo cierto es que las fuimos sorteando a todas. Hoy puedo decir que debemos haber empezado siendo los editores más joven en los anales de la edición en España. Desde el principio, somos tres socios: Silvia Pratdesaba, Manolo y yo, y estamos juntos desde 1976. Para mí, ése es un dato importantísimo…

–¿Qué fue lo primero que editaron?
–Viniendo de una familia monárquica, yo me hice la idea de recuperar la memoria republicana del exilio. Creía, como lo sigo creyendo ahora, que España debía hacer las paces consigo misma de una puñetera vez. Pensaba que los que habíamos estado del lado en que estábamos debíamos tender los puentes para ayudar a recuperar a la España valiosísima cuya pérdida nos había sumido en un oscurantismo grave. Toda esa gente –Jorge Guillén, Julio Caro Baroja, María Zambrano, Juan Larrea– nos trató muy bien. Sin embargo, no nos daban nada argumentando que lo harían sólo cuando tuviéramos un catálogo conformado. “Pero si ustedes no me dan un libro –les decía– yo nunca voy a tener un catálogo.” Salvo Juan Larrea, nadie nos dio nada. Hubo entonces que reconsiderar nuestro proyecto inicial y fue ahí donde recurrimos a traducciones. Tanto los alemanes como los ingleses –por nuestra formación, las primeras opciones– fueron reticentes. Pero al golpear la puerta de los franceses, éstas se abrieron de par en par. Es una vieja tradición francesa: los editores hacen causa común con sus autores. No así los anglosajones que tuvieron que recurrir a la figura del “agente” para lograr la circulación que los editores les retaceaban. A los editores, creo yo, nos corresponde cumplir con los pactos contraídos con nuestros autores, quienes no pueden estar negociando con otros editores. Pero si no los editores fallamos, ahí están los agentes, con lo que se agrega una nueva instancia de mediación…

–¿Cómo determinaron la línea editorial y cómo las colecciones?
–Queríamos que la editorial fuera interdisciplinaria. Pero lo que no queríamos era distinguir físicamente las colecciones, porque soy de la opinión que siempre existen vasos comunicantes. Comenzamos pues con una colección única, en la que no distinguíamos formalmente el contenido de los libros. La realidad nos indicó rápidamente que era muy difícil vender así porque los libreros no entendían. Así, cuatro después de haber comenzado, empezamos a crear colecciones. En 1980, la colección de poesía. Luego vinieron una colección de narrativa, otra de pensamiento, y cada una de ellas se ha ido bifurcando. Hoy, en nuestro catálogo, hay 23 colecciones y, aproximadamente, unos 1.000 títulos vivos. De hecho, muchos de los pensadores que publicamos en los años ochenta hoy son reivindicados por los jóvenes “indignados” que manifiestan en España.

–Algunos, de hecho, como Derrida o Deleuze,  fueron introducidos en España por ustedes…
–Es que yo creo que el editor tiene que apostar y correr riesgos. Y con autores como los que nombras –a los que yo sumaría a muchos de nuestros poetas– nos adelantamos casi treinta años a las necesidades de los entonces futuros lectores…

–¿Cuáles entonces son las tareas que debe cumplir un editor?
–Principalmente, leer, algo que no siempre ocurre. Pero correr riesgos es, entre otras tareas, otra de las obligaciones de un editor. A ver si me explico: el editor debe tener el valor y la osadía intelectual de poner su yo en crisis, llamando la atención sobre alguien que previamente no existía. Nosotros, en Pre-Textos, leemos absolutamente todo. Ha habido momentos, incluso, en que hemos tenido que pedir desde la página web que ya no nos enviaran nuevos originales como para poder darle curso al material que había llegado, al que nosotros habíamos buscado y al que nos ofrecían en alguna de las 14 lenguas que se leen en la editorial.

–Para llevar adelante un proyecto como el que planteás es necesario contar con una gran espalda financiera.
–Sí y nosotros la hemos logrado recurriendo a nuestro patrimonio personal. Yo soy ahora mucho más pobre que hace veinticinco años. Pero soy mucho más rico porque tengo más libertad y en este lapso he hecho lo que me ha dado la gana. Durante los primeros 15 años hemos aportado capital y trabajo sin rédito alguno, pero hemos sido inmensamente felices. Hace unos años una multinacional quiso comprarnos. Rechazamos la oferta, que era muy buena, y el dueño de esa empresa vino especialmente a Madrid para conocerme. Cenamos y me preguntó por qué me negaba a vender. Le dije que yo no vendía porque no se trataba de un negocio, sino de mi vida y la de mis socios Manolo y Silvia que, insisto, son mis hermanos. Como dije antes, no soy escritor, no necesito la soledad y la calma de las islas Fidji para intentar una novela. Pre-Textos es mi vida y mi pasión. No sé hacer otra cosa.

–Todo indicaría que el “negocio del libro” no es auténticamente un negocio y que las responsabilidades con que se cargan los editores de pequeñas y medianas editoriales son totalmente desproporcionadas respecto de las eventuales ganancias.
–En tiempos de bonanza hay espacio para todos. Pero en épocas de crisis, los grandes elefantes de la edición quieren alimentarse de lo mismo que nosotros, las hormigas. Yo, a un editor joven, le diría que tiene que seguir su vocación, advirtiéndole que la va a tener bien difícil. También le diría que no pierda el entusiasmo. Hoy en día que en Europa vivimos un momento especialmente perverso, en que la sociología precede a la verdad y se nos resta entusiasmo por todos lados, les hemos dicho a los jóvenes –mejor formados que nosotros, por cierto– que el mundo era de ellos y se lo hemos retaceado, obligándolos al paro y a perder toda esperanza. Mientras tanto, ustedes, los argentinos, viven permanentemente en crisis y, sin embargo, siguen adelante, tienen cintura para sortear los obstáculos y eso es algo invalorable para mí.  Y si bien no soy ajeno a lo que ocurre en la Argentina, sé que ustedes no han perdido el entusiasmo. Entiendo que el entusiasmo no es todo, pero digamos que es el motor que hay que poner en marcha para empezar algo y ese algo tiene que empezar con la mayor claridad posible. Así hemos funcionado en Pre-Textos y así nos reconocen las editoriales más jóvenes para las que nos hemos constituido en ejemplo. A nosotros nos pasó lo mismo con Tusquets, Lumen o Anagrama, que nos precedieron. Veíamos a esas editoriales publicando libros excelentes en momentos de mucha oscuridad y nos decíamos que si ellos podían, había espacio para hacer cosas. Esto es una carrera de postas.

–Hablaste de España y de la Argentina, contraponiendo sus realidades y la actitud de una y otra ante la crisis. Y ya que estamos acá, me gustaría que conversáramos de la percepción que en muchos países de Latinoamérica se tiene de tu país…
–Ya sé a dónde vas: a que somos unos neo-colonizadores culturales. Si eso querías decir, tienes razón. Y esto no vale sólo para el ámbito del libro, sino para muchos otros ámbitos vinculados con el mundo empresarial en general. Pero circunscriptos al libro, las multinacionales desembarcan en un país, publican de ese país sólo que juzgan rentable y te abruman con lo que traen, que sólo representa de manera exigua lo que existe en origen, sin llevarse nada. Y no es sólo cosa de Planeta o Alfaguara. Ve tú a conseguir un libro de Fabio Morábito en Barcelona publicado por Tusquets de México y ya me contarás. Es una aberración. Como es una aberración que si un libro en seis meses no ha vendido lo esperado se convierta en pasta de papel. Así se mata a la gallina de los huevos de oro.

–Hay varios ítems. Ustedes producen libros que nosotros deseamos y que, por su valor, no podemos comprar.
–Totalmente cierto.

–Luego, la mayoría de las editoriales españoles no traducen para la lengua, sino para el barrio y nos tiran por la cabeza libros incómodos e incluso ilegibles que ni siquiera tienen corrección de estilo en las filiales latinoamericanas.
–Es cierto. Y es una demostración de soberbia pensar que el único español válido sea el de 40 millones de ibéricos contra el de 360 millones de hispanoamericanos. Además, es ridículo. Mi generación se ha educado leyendo traducciones mexicanas y argentinas.

–También, las filiales de las editoriales españolas publican títulos que no tienen circulación en los otros países latinoamericanos y mucho menos en España, aunque las filiales latinoamericanas tienen la obligación de publicar a los españoles en un intercambio del todo desigual que sólo produce un creciente resentimiento.
–Es así. Nunca vais a leer en la Argentina un autor peruano o boliviano publicado por la misma multinacional con filiales en Perú o Bolivia.

–Por último, contrastando con estos tres puntos, cuando se trata de generar proyectos o iniciativas propias, da la impresión que las editoriales españolas prefieren comprarles un proyecto similar a los franceses o a los alemanes, como si tuvieran un manifiesto complejo de inferioridad. ¿Por qué?
–Porque existe un gran provincianismo cultural del cual ni ustedes, ni México, ni Colombia tampoco se salvan. Hay que romper con esas inercias locales y, desde Pre-Textos, siempre hemos apuntado a eso. Para todo el resto de las imputaciones, sólo puedo remitirte a nuestro catálogo, que está poblado no sólo por una enorme cantidad de autores latinoamericanos, sino también por un notable número de traductores de todas las procedencias de la lengua porque desde siempre hemos pensado que el español común es el de todos los hablantes de la lengua. Nos han criticado por ello. Recuerdo una traducción de tan luego César Aira a quien se le cuestionó poner “pollera” por “falda”, como si no se fuera a entender.  La contrapartida de esas imputaciones fue el premio que nos dieron en la Feria de Guadalajara, que destacaba que, siendo una editorial española, nos habíamos propuesto romper los compartimientos estancos que nos separaban.






  

lunes, 17 de octubre de 2011

Una de librerías en Cataluña (que, por cierto, es parte de España)

Con firma de Xavi Ayén, la siguiente noticia se publicó en La Vanguardia, de Barcelona, del día 17 de septiembre pasado. En ella se explica cuál es la situación de las librería de la región, cuáles sus ventas, cómo se planta en libro en papel frente al libro digital  y qué consecuencias trae el desembarco de Amazon.es.

Las librerías resisten

Las librerías resisten. Sí. Pero ¿resisten a qué? En realidad, afirman sus responsables, no hay gigantes que hayan llegado todavía a combatir contra ellas, más allá de las feroces dentelladas de la crisis de consumo. Ni Amazon.es ni los libros digitales provocan, de momento, daños perceptibles a lo recaudado en caja. ¿Por qué cierran las librerías, pues? Primero, porque la crisis deja menos dinero en los bolsillos de los compradores, y las ventas han caído el 20% en los dos últimos años. Y, después, porque otras librerías grandes –las cadenas– se instalan en su barrio, porque les suben el alquiler del inmueble o porque las generaciones jóvenes no quieren seguir el negocio del padre. Esas son las principales preocupaciones y amenazas del presente que apuntan los libreros consultados. En este sentido, la irrupción en España –el miércoles pasado– de Amazon, el gran gigante de la venta por internet, no supone un cambio en las reglas del juego, pues su oferta no es muy diferente de la que se encuentra en otros portales que ya llevan años funcionando, como, por ejemplo, elcorteingles.es, fnac.es, casadellibro.com, o las webs de librerías como laie.es, llibrerialacapona.cat, lacentral.com, llibres.cat... y decenas de otros que ya incorporan la compra por internet.

Amazon.es ha abierto ya, y aunque es prematuro hacer balance, sus primeros usuarios se quejan, básicamente, de tres cosas. Uno: no hay libros electrónicos ni dispositivos Kindle, por lo que hay que seguir comprándolos en Estados Unidos. Amazon ya ha dicho que piensa subsanar pronto esa falta. Queja número dos: los precios no son tan baratos como se preveía, ya que los libros deben venderse, por imperativo legal, al precio fijo que marca el editor y el resto de productos –cine, electrónica, informática, música, juguetes, relojes...– no ofrece grandes descuentos. Además, si el pedido de libros es inferior a 19 euros se pagan gastos de envío. Y tres: el stock es pequeño y, a los pocos días de entrar en funcionamiento, ya hay varias decenas de títulos agotados.

Guillem Terribas, de la Llibreria 22, de Girona, opina que no hay que temer un gran impacto: "Hace tres años, se decía que los e-book iban a matar el papel. Pues yo, el primer año, vendí cinco soportes para libro electrónico; el segundo, cuatro; y este año ya no he vendido ninguno. Amazon ya existía, había gente que compraba en sus páginas de Francia, Inglaterra o EE.UU. libros que aquí no habían llegado o eran difíciles de encontrar, de hecho yo mismo he aconsejado a varios de mis clientes que compraran allí determinadas cosas, algunas novelas en otro idioma, por ejemplo, que les saldrían más baratas que si se las pido yo. No parece que vaya a ser un gran cambio. El gran cambio de verdad es que Amazon, que ha hecho del libro electrónico una de sus señas de identidad, ahora ha creado una editorial... para publicar libros ¡en papel! Esto me parece maravilloso, y la certificación de que al papel le espera una larga vida. De Amazon se hace una publicidad gratuita tal vez algo exagerada".

La diversidad catalana.
Pero, por si acaso, las librerías se organizan. Actualmente, hay 900 puntos de venta de libros en Catalunya, de los cuales unos 400 son librerías, es decir, un 5% menos que hace cinco años. Pero, juntas, esas librerías concentran el 50% de las ventas. Antoni Daura es el responsable de Llibres Parcir, en Manresa, y además preside el Gremi de Llibreters. Apunta que la fortaleza de estos comercios es superior en Catalunya porque "hay una red de centros territorialmente homogénea, con muchas ciudades de 5.000 y 10.000 habitantes con librería, mientras que en el resto de España se concentran en las capitales de provincia, pero no hay en las poblaciones pequeñas".

Terribas opina que "la crisis también afecta a los hoteles, las tiendas de informática, de moda o a los periódicos... Hemos vivido crisis que golpearon sobre todo a la clase obrera, que, como no lee demasiado, no tuvo un impacto en nuestras ventas; otras crisis han tocado más a las clases muy altas, que tampoco leen. Pero esta crisis afecta a las clases medias, y esas son nuestra clientela, por lo que nos resentimos, como también los cines o los restaurantes". Para Terribas, "las librerías sufrimos una crisis permanente, aceptable, es falso el discurso catastrofista que augura nuestra desaparición, no se basa en datos reales".

El gremio que preside Daura anda enfrascado en tratos con el ICIC, un organismo de la Generalitat, y tienen ya a punto el lanzamiento de un sello de calidad para librerías, como una garantía que identifique a los establecimientos comprometidos con unos estándares altos de calidad, una especie de denominación de origen para la venta de libros. El portal e-llibreries.cat, asimismo, permite conectar con todas las librerías agremiadas, y facilita que aquellas que no tienen web puedan tenerla. "Amazon genera una cierta inquietud –reconoce Daura– porque es competencia pura y dura, con unos medios y una imagen de marca muy fuertes, pero si conseguimos que se respete la ley del libro, trabajarán en nuestras mismas condiciones, con los mismos precios. Ellos lo hacen a regañadientes porque en EE.UU. no existe el precio fijo, pero las experiencias de Alemania o Francia indican que han respetado la ley. El miedo es que, si la gente se acostumbra a comprar ahí, consigan una posición de fuerza que les permita hacer una presión que desemboque en la ruptura de las reglas del juego, o en imponer condiciones a los editores, como ya hacen en EE.UU. De momento, parece que no es así". El precio fijo garantiza la diversidad cultural al permitir que editores minoritarios puedan publicar títulos que solo venden unos pocos centenares de ejemplares, que se distribuyen en pequeñas librerías, que no podrían resistir la competencia de los descuentos gigantes.

La lucha de siempre.
Marta Ramoneda y Antonio Ramírez, libreros de La Central, ven la actual crisis como algo que viene sucediendo "desde hace al menos doscientos años, pues el mundo del libro se ha estructurado siempre a partir de la oposición de, por una parte, un puñado de grandes corporaciones y un sinnúmero de medianas y pequeñas empresas, por otra; las primeras con estrategias agresivas de crecimiento pero movimientos lentos de paquidermo, las segundas con creatividad, imaginación y aunque sin recursos con movimientos rápidos de gacela". La irrupción en el mercado de gigantes económicos como Apple, Google y Amazon parece que "podría provocar un tal desbarajuste en el sistema que nada volviera a ser lo mismo". Pero, sin embargo, ellos creen que el precio fijo y la emoción de comprar un libro tras tocarlo, en un establecimiento con otros muchos objetos, otorgan a las librerías una garantía de subsistencia.

Daura ironiza: "Parece que España tenía la necesidad de que llegara Amazon, pero esos libros ya se pueden adquirir en otras muchas webs. EE.UU. es un país muy grande, donde el comercio de proximidad no ha existido nunca, plagado de barrios y ciudades dormitorio". Justamente un norteamericano, el escritor David Vann, último premio Llibreter, pidió este año a los europeos que "sigan defendiendo su modelo, porque los americanos hemos perdido las librerías de barrio". El sistema de libertad de precios tiende, inexorablemente, al oligopolio de unas pocas empresas. Para Ramoneda y Ramírez, "en países europeos donde existe una ley de precio fijo, como en Francia y Alemania, Amazon ha ganado cuota de mercado de manera mucho más lenta respecto a como lo ha hecho en los países anglosajones, donde el descuento está permitido sin límites. Los descuentos agresivos sobre las novedades más importantes han sido una de sus principales armas de penetración. Con ella se ha enfrentado no sólo a las cadenas americanas, como Borders y Barnes & Noble, sino también a las cadenas de supermercados como Wal-Mart o Tesco, en Inglaterra. De esta guerra ha salido derrotada la segunda gran cadena americana, Borders, y la primera inglesa, Waterstone, está bastante tocada. En los países con precio fijo, dónde el descuento máximo es el 5%, los envíos sin gastos de transporte son el arma más peligrosa para el resto de librerías con venta on line; son condiciones que los demás no podemos afrontar de ninguna manera: suponen vender por debajo del coste. Siendo un arma importante, no resulta tan mortífera como el descuento libre".

Daura advierte, además, que "socialmente este tipo de empresas dejan poco beneficio en el país donde actúan, ya que tienen su sede social en otro estado, donde pagan sus impuestos, incluso hay algunos casos en que la tienen en paraísos fiscales. Lo que hacen es legal, pero unos estamos aguantando la crisis con una actividad que deja impuestos en España, y otros no". 

"Los mediterráneos tocamos".
La otra arma de los libreros es lo que Ramoneda y Ramírez llaman "la fuerza del directo": "A diferencia de lo que ocurre en los países anglosajones, para muchas personas la compra on line no sustituye enteramente la práctica social de comprar en espacios físicos, entrando en contacto con personas reales. Para muchos, comprar es algo más rico que satisfacer simples necesidades, en especial cuando se trata de comprar bienes culturales o simbólicos. Así que, en los países mediterráneos, para mucha gente, la compra a través de internet es una modalidad alternativa y complementaria que no sustituye plenamente la experiencia de compra en espacios físicos".

¿Tan peligroso resulta Amazon? Para los libreros de La Central, "los mismos editores que hoy celebran la llegada de Amazon deberían pensar que el riesgo inmediato es la capacidad que tienen tanto Google como Amazon para imponer condiciones unilateralmente, como ya hace Apple. La posición de estas tres empresas es de perfecto oligopolio a escala global. Son ellos los que marcarán las reglas de juego en el futuro. Algo que a muchos consumidores hoy mismo quizá no les importe demasiado; pero si a uno lo que le preocupa es garantizar la diversidad, la riqueza y la calidad de la oferta de bienes culturales, esta posición de dominio casi absoluto no puede ser sino alarmante y mucho".

"Para los pequeños y medianos libreros –continúan– la lucha durante los próximos años será por evitar que el diferencial entre los márgenes que los editores y distribuidores ofrecen a las grandes cadenas y los que ofrecen a los pequeños libreros no se convierta en un abismo, como ya ocurrió hace una década en la venda de CD de música. Y para los pequeños y medianos editores, la supervivencia de las librerías es fundamental. Amazon, Google, Apple saben y presumen que pueden prescindir de los intermediarios, aspiran a borrarlos del tablero de juego. La pregunta sería si también los lectores prefieren prescindir de los mediadores, sean libreros, editores, diseñadores, correctores, traductores, agentes...".

Por otra parte, Daura recuerda que el comercio de libros electrónicos supone el 1% del total en España, y el 10% en EE.UU., por lo que "en principio, no afectará tanto, ya que el público de edad mediana y mayor no nos hará sufrir en las próximas décadas, la incógnita son los más jóvenes".