jueves, 20 de septiembre de 2012

Más de lo mismo: Borges y Whitman (I)


Siguiendo con la cuestión de los últimos días, se copia a continuación un artículo publicado en dos parte, en El Trujamán,  por el  investigador Carlos García. La primera, que se reproduce hoy, es del 12 de enero de 2004.  


Borges y Walt Whitman (I)

En su Autobiografía (1999: 47) relata Borges:

Fue también en Ginebra donde descubrí a Walt Whitman, gracias a una traducción alemana de Johannes Schlaf («Als ich in Alabama meinen Morgengang machte» – «
As I have walk’d in Alabama my morning walk»). Tenía conciencia, por supuesto, de lo absurdo que era leer a un poeta norteamericano en alemán, de modo que encargué a Londres un ejemplar de Leaves of Grass.

Como con el Quijote, que Borges refiere haber leído primero en francés, para escandalizar a sus coetáneos de lengua castellana, Borges relata a un público norteamericano algo pintoresco e inverosímil acerca del poeta norteamericano por excelencia. Sin embargo, algunos indicios permiten inferir que su relato es esta vez, en líneas generales, correcto.

Hacia 1919, Borges se retrata como alguien que estaba bajo el influjo de Whitman. Así, por ejemplo, en la más antigua mención del norteamericano que encuentro de su parte, una carta inédita a Maurice Abramowicz, remitida a Ginebra desde Barcelona, en mayo de 1919:

Moi aussi j’ai évolué ou plutôt je ne fais que jeter loin de moi le masque whitmanien que consistait à prétendre que j’ai trouve tout splendide alors que tout est médiocre.

Poco después, Borges menciona a Johannes Schlaf en su primera publicación europea: «Trois nouveaux livres» (La Feuille, Ginebra, 20-VIII-19; Textos recobrados 1: 18-19; texto escrito en Mallorca y enviado a Abramowicz para su publicación en Ginebra).

En ese mismo año y ya en España, pero antes de descubrir el ultraísmo, hace sus primeros intentos en la línea de Whitman: «Himno del mar», escrito en Mallorca, que él lo comentará en carta posterior a Abramowicz, de c. 23-IX-1920 (Cartas del fervor. Barcelona, 1999, 100-101, N.° 13): «les larges rythmes et l’entrain de mes premiers essais whitmaniens “Himno del mar” et autres».

En unas cuartillas publicadas en 1921, Adriano del Valle se refiere de este modo al Borges que conociera a fines de 1919 (El Noticiero Sevillano, 6-X-21):

Admirador fervoroso de Walt Whitman, también él parecía soportar sobre sus hombros inclinados todo el peso de los orbes líricos del viejo cantor americano.

Y su futuro cuñado, Guillermo de Torre, lo retratará, en 1925, de esta manera (Literaturas europeas de vanguardia. Madrid: Caro Raggio, 1925, 62):

Llegaba ebrio de Whitman, pertrechado de Stirner, secuente de Romain Rolland, habiendo visto de cerca el impulso de los expresionistas germánicos, especialmente de Ludwig Rubiner y de Wilhelm Klemm.

La virulencia que le achacan todos estos testimonios sugiere que el descubrimiento de Whitman por parte de Borges era aún reciente.

Todo parece indicar, pues, que Borges descubrió a Walt Whitman hacia 1919, en Ginebra (es decir, entre fines de 1918 y mayo de 1919, cuando la familia Borges pasa a España), en alemán, y de la mano de Johannes Schlaf. And yet...

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