miércoles, 31 de octubre de 2012

México otra vez, pero bien, muy bien

Garrido y Labastida
Una entrada larga, pero muy interesante, publicada en Este País. Tendencias y opiniones (ver) del 1 de febrero pasado. Se recomienda la lectura íntegra por la calidad de la crítica y la inteligencia de los objetivos propuestos.

Creación del Instituto Alfonso Reyes

Como parte de la labor del Consejo Consultivo de Ciencias (CCC), Jaime Labastida y Felipe Garrido nos hablan del proyecto para la creación del Instituto Alfonso Reyes, un organismo público dedicado a la defensa tanto del español como de las demás lenguas que se hablan en México.

El español en el mundo
En el paso del siglo XX al XXI el español desplazó al inglés como el segundo idioma más hablado del mundo. En la actualidad, el español constituye el modo propio de expresión de cerca de 450 millones de personas, y para aproximadamente 50 millones más es una segunda lengua. El chino mandarín es el idioma que cuenta con el mayor número de hablantes. Al mismo tiempo, después del inglés, el español es hoy en día la segunda lengua más estudiada del mundo —más de 40 millones de personas lo están aprendiendo—, y la tercera lengua más usada en internet, con 7.8% del total.

El explosivo crecimiento del español durante el siglo XX se debe a que ningún otro idioma en el mundo se habla en tantas naciones y, en especial, a su auge en Estados Unidos. El español es lengua oficial o nacional en 19 países de Hispanoamérica, además de España y de la Guinea Oriental, en África. Por otra parte, los hispanohablantes son el segundo grupo lingüístico más numeroso en Belice, Guyana, Filipinas y Estados Unidos, donde hay casi 40 millones que representan una economía más poderosa que la de cualquiera de sus países de origen.

El español es idioma oficial en varias de las principales organizaciones político-económicas internacionales, como la ONU, la UE, la UA, la OEA, la OEI; el TLCAN; la UNASUR; CARICOM y el Tratado Antártico, entre otras.

Todo indica que la expansión del español seguirá adelante a lo largo del siglo XXI; que en los años venideros este idioma continuará creciendo en importancia como lengua comercial, turística y diplomática, como vehículo cultural.

La presencia del español como una de las lenguas más importantes del mundo es un hecho, pero, ante la amenaza de la globalización, que acabará con muchas de las más o menos 5 mil lenguas que hoy se hablan en el mundo —según los cálculos más pesimistas, en el transcurso del siglo XXI podría desaparecer al menos la mitad—, hace falta consolidarlo como una gran lengua internacional; crear una poderosa industria lingüística. Para eso es preciso aprovechar todos los recursos, todas las posibilidades.

Al igual que los demás idiomas, el español afronta retos. En palabras de don Víctor García de la Concha, director de la Real Academia Española, “la globalización tiende a reducir el número de lenguas internacionales de comunicación. Y, para sobrevivir, hay que ser una lengua de uso de gran número de personas, tener un idioma unitario, estar muy presente en las tecnologías y ser una lengua importante en la diplomacia y en los foros internacionales. De momento cumplimos con las dos primeras condiciones, pero hay que fortalecer la segunda y considerar las otras dos como retos del futuro”.

Promover la cultura y la lengua propias como una manera de dialogar con los demás idiomas y culturas del mundo y propiciar un mayor intercambio cultural, turístico y económico es una necesidad de toda gran nación, que comienza por el cuidado y la difusión del idioma. Enseguida presentaremos las maneras en que seis naciones se han ocupado de esta materia y que están a la vista de nosotros, pues las seis tienen centros que funcionan en nuestro país. Lo hacemos en orden de antigüedad.

En general, estas organizaciones comparten tres propósitos esenciales:
1. Ofrecer cursos de su lengua en su propio territorio y en otros países, para toda clase de público.
2. Dar a conocer la cultura de su país, en la más amplia acepción de la palabra, y difundir los productos de sus industrias culturales.
3. Favorecer la diversidad cultural del mundo revalorando todas las culturas.

La promoción de las lenguas y las culturas europeas
1. La Alianza Francesa fue fundada en 1883, en París, como una asociación civil de interés público, para “asegurar la difusión de la lengua y la cultura francesas en el extranjero”, por iniciativa de Paul Cambon y con el respaldo de un comité que incluía, entre otros, a Lesseps, Pasteur, Renan y Verne. En 2007 pasó a ser una fundación, para poder recibir donativos.
Actualmente maneja directamente 270 centros en 138 países, y otorga su aval a 875 instituciones locales.1
Trabaja con un presupuesto de 42 millones de euros que cubren los gastos de administración, los salarios de los directores, las becas y los proyectos concretos. Los centros se autofinancian en 80%, y las instituciones locales lo hacen en su totalidad.
En 2007 los centros de la Alianza Francesa tuvieron una matrícula de 460 mil alumnos y una plantilla de 20 mil profesores, entre la Alianza y los liceos.
2. La Sociedad Dante Alighieri fue creada en 1889, en Roma, por un grupo de intelectuales guiados por Giosuè Carducci, para “tutelar y difundir la lengua y la cultura italianas fortaleciendo los lazos espirituales de los connacionales que se encuentran en el extranjero con la madre patria y fomentar entre los extranjeros el amor y el culto por la cultura italiana”.
La Società cuenta con 89 centros en 69 países; en el periodo 2003-2004 tuvo 88 mil alumnos.
3. El British Council fue establecido en 1934, en Londres, con el nombre de British Committee for Relations with Other Countries, como una organización voluntaria para promover la cultura, la educación, la ciencia y la tecnología británicas. El año siguiente pasó de ser un Committee a ser un Council, y en 1936 adoptó su nombre actual.
En 2002 el British Council operó un presupuesto de 675 millones de euros, de los cuales 230 fueron autofinanciados.
Actualmente cuenta con 216 centros en 109 países; 91 de ellos, en 57 países, se dedican a la enseñanza del inglés. En el periodo 2002-2003 tuvo 495 mil alumnos, con una plantilla de 2 mil profesores, y organizó 400 actos culturales.
4. El Instituto Goethe fue fundado en 1951, en Munich, adscrito al Ministerio Federal de Relaciones Exteriores, con el propósito de promover la enseñanza del alemán como segunda lengua y consolidar las relaciones culturales de Alemania con otros países.
En 2003, con un presupuesto de 278 millones de euros, de los cuales algo más de la mitad fueron autofinanciados, contaba con 127 centros en 78 países, más otros 16 centros en la propia Alemania.
Ese año tuvo 175 mil alumnos, con una plantilla de 3 mil 48 profesores, y organizó 8 mil actos culturales.
5. El Instituto Cervantes fue fundado en 1990, en Madrid. En 2004 su presupuesto fue de 60 millones de euros. Cuenta en la actualidad con 58 centros en 40 países. En el periodo 2002-2003 tuvo una matrícula de 82 mil alumnos, con una plantilla de mil 500 profesores, y realizó 3 mil 500 actos culturales.
6. El Instituto Camões fue fundado en 1992 como sucesor del Instituto da Cultura e Língua Portuguesa, bajo la supervisión del Ministerio de Asuntos Exteriores de Portugal. Actualmente es autónomo, y está presente en 30 países, dedicado a la enseñanza del idioma —en los Centros de Língua Portuguesa— y a la difusión de la cultura y las tradiciones de Portugal —en los Centros Culturais Portugueses.

Estos seis centros trabajan para divulgar las culturas y lenguas de sus respectivas naciones por todo el mundo. Los seis recibieron el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 2005.

El Instituto Alfonso Reyes
Como dijimos antes, promover la cultura y la lengua propias como una manera de dialogar con los demás idiomas y culturas del mundo, y propiciar un mayor intercambio cultural, turístico y económico es una necesidad de toda gran nación, que comienza por el cuidado y la difusión del idioma. Una necesidad que no puede dejarse en manos de otros. México debe contar con una institución semejante a las que hemos presentado.

En México se imparten cursos de español como segunda lengua en numerosas universidades públicas, en algunas universidades privadas y en algunas instituciones particulares.

La Universidad Nacional Autónoma de México cuenta además con centros de extensión en San Antonio, Ottawa y Chicago, donde se imparten clases de español, de literatura hispanoamericana y española, de historia e historia del arte. Actualmente, y esto es lamentable, la unam está modificando el perfil de estos centros de extensión y clases que durante muchos años se dieron en español comienzan a darse en inglés.
Todos esos sitios son, de manera natural, a un mismo tiempo, lugares difusores de nuestra literatura, nuestras artes, nuestras tradiciones, nuestra música, nuestro cine, nuestra cocina… En una palabra, de nuestras culturas: en el caso de México, su pluralidad cultural debe ser aprovechada.

El español de México, que tiene una zona de influencia natural, por razones geográficas e históricas, en Estados Unidos, Centroamérica y el Caribe, difiere de muchas maneras del español de España, y en muchos casos, por muchas razones, representa una opción preferible para los estudiantes de otras latitudes. En el Centro de Enseñanza para Extranjeros de la UNAM, esas razones explican el notable aumento, en el último decenio, de estudiantes coreanos, vietnamitas y japoneses.

Este proyecto propone la creación de un instituto consagrado a difundir y promover en el mundo el español de México, las lenguas que comparten nuestro territorio, las literaturas y las culturas de nuestro país, con el fin de incrementar su influencia y, con ello, aumentar sus oportunidades comerciales, turísticas y culturales.

Por la importancia capital de la obra de Alfonso Reyes como creador, investigador y difusor de la cultura, por su amplio intercambio con la cultura universal, por su presencia como diplomático en América y en Europa, se propone que este instituto lleve su nombre. Alfonso Reyes, el mexicano universal, es un símbolo idóneo para la tarea de promover en el mundo el español de México, sus lenguas originales, sus literaturas y sus culturas.

Propósitos
Los objetivos del Instituto Alfonso Reyes son los siguientes:
1. Promover en todo el mundo la enseñanza, el estudio y el uso del español mexicano, así como de las lenguas originales que se hablan en México.
2. Contribuir a la difusión de las culturas mexicanas en coordinación con las instituciones y los órganos de gobierno que persiguen fines semejantes: entre otras, la Academia Mexicana de la Lengua, las secretarías de Educación Pública y de Relaciones Exteriores, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, la Universidad Nacional Autónoma de México —especialmente su Centro de Enseñanza para Extranjeros, cuya experiencia en la enseñanza del español como segunda lengua es ya centenaria, pues se fundó, con el nombre de Cursos de Verano cuando la Universidad de México fue vuelta a fundar hace un siglo.

Actividades
Para cumplir con sus propósitos, en coordinación con las instituciones mencionadas, el Instituto Alfonso Reyes se ocupará de:
1. Organizar cursos de español especialmente diseñados para nativos de otros idiomas.
2. Organizar cursos de las otras lenguas nacionales.
3. Publicar los libros de texto necesarios para la enseñanza del español y de las otras lenguas nacionales.
4. Organizar los exámenes y otorgar los diplomas de español y de otras lenguas nacionales.
5. Promover la investigación sobre la enseñanza del español y de las otras lenguas nacionales.
6. Preparar maestros de español y de las otras lenguas nacionales.
7. Apoyar a los estudiosos dedicados al español de México y a las otras lenguas nacionales.
8. Difundir el español de México y sus lenguas nacionales.
9. Colaborar con instituciones y sociedades afines en los países de Hispanoamérica y en España, para la difusión de sus culturas.
10. Poner al alcance del público bibliotecas y centros de información sobre las culturas de México.
11. Organizar en internet las páginas y los portales necesarios para hacer posible la enseñanza a distancia del español y de las otras lenguas nacionales, así como para ofrecer al público el acceso a los otros servicios que ofrezca el Instituto.
12. Coordinar las bibliotecas virtuales que existen en diversas instituciones, de manera que los materiales digitalizados que ya existen puedan llegar a un público más amplio.
13. Servir de interlocutor, junto con la Academia Mexicana de la Lengua, para colaborar en la organización y la difusión de los congresos internacionales de la lengua española, así como las demás asambleas internacionales relacionadas con el español y con las otras lenguas nacionales de México.
14. Colaborar con otras instituciones para la difusión de las culturas nacionales.
15. Publicar una revista y un anuario que informen sobre las actividades del Instituto, así como una colección de libros sobre las materias que atañen al campo de acción del Instituto.
16. Organizar programas de radio y de televisión sobre el español y las demás lenguas nacionales de México.
17. Promover la atención de la prensa y de los demás medios hacia los temas de interés para el Instituto.
18. Promover la circulación de libros mexicanos en el extranjero.
19. Promover la traducción de autores mexicanos, lo mismo de quienes escriben en español que de quienes lo hacen en las otras lenguas nacionales.
Esta lista de actividades es ambiciosa pero, naturalmente, puede aumentar. El crecimiento del Instituto Alfonso Reyes debe ser gradual. Muchos de sus servicios deben ser autosustentables.

Modelos
La Alianza Francesa, el Instituto Dante Alighieri, el British Council, el Instituto Goethe, el Instituto Cervantes y el Instituto Camões son organismos encaminados a la promoción del francés, el italiano, el inglés, el alemán, el español y el portugués, así como de las culturas que han creado estas lenguas; tienen una larga y fructífera experiencia que debe ser aprovechada.

Asimismo hace falta aprovechar la que han desarrollado los centros de enseñanza del español para estudiantes extranjeros en las universidades de México. Muy en especial el Centro de Enseñanza para Extranjeros de la unam, que ha trabajado desde hace un siglo y tiene escuelas de extensión en San Antonio, Ottawa y Chicago.

¿Una duplicación con el Instituto Cervantes?
El documento oficial que expide el Instituto Cervantes a los estudiantes que aprueban los exámenes es el Diploma de Español como Lengua Extranjera (dele). En la actualidad, el Instituto Cervantes ha avanzado ya en las conversaciones y los trabajos para que la unam y México adopten definitivamente el dele, con la intención de que llegue a convertirse en un reconocimiento panhispánico.

Esto conlleva la idea de formar profesores conjuntamente y fundar un examen de español global, no de español de España. A la última convocatoria del dele se presentaron 24 mil 500 candidatos en 268 ciudades del mundo. Una cifra muy inferior a la que resultaría de conseguir el consenso con Latinoamérica.

Para este propósito, lo que más preocupa al Instituto Cervantes es la convergencia de esfuerzos y trabajos con Estados Unidos y con México. El director de la rae sugiere que las sedes académicas americanas podrían abrirse al Instituto Cervantes para profundizar en un español universal, buscar fondos que ayuden a los países de Hispanoamérica y contar con México como una pieza clave para la expansión en Estados Unidos.

A la luz de estas circunstancias, podría suponerse que la creación del Instituto Alfonso Reyes es una duplicación que carece de sentido. No es así, sin embargo.

“Siempre que se habla de los países hispanoamericanos —escribió Antonio Castro Leal—, España siente un complejo imperialista. Los considera como sus antiguas colonias y no cree que puedan ser sus iguales, que puedan tener razón, ni que es conveniente afiliarse con ellos.”

Para la Real Academia Española, para el Instituto Cervantes, un español global y un español universal significan, en general, el español no siquiera de España, sino el que se habla en Madrid.

Ahí donde un madrileño diría “He llegado tarde, un mexicano” —y casi cualquier hispanoamericano— dirá “Llegué tarde”. Pero los exámenes en línea del Instituto Cervantes descalifican esa expresión; la dan como incorrecta. Y lo mismo sucede en decenas de otros casos. Pero hace mucho tiempo que la corrección del español dejó de ser un asunto exclusivo de ninguno de los lugares donde se habla. El español es una lengua policéntrica.

Hace mucho que esto se hizo evidente. En 1901, Miguel de Unamuno escribió: “Desparrámase hoy la lengua castellana por muy dilatadas tierras, bajo muy distintas zonas, entre gente de muy diversas procedencias y que viven en diversos grados y condiciones de vida social; natural es que [...] se diversifique el habla. Y ¿por qué ha de pretender una de esas tierras ser la que dé norma y tono al lenguaje de todas ellas? ¿Con qué derecho se ha de arrogar Castilla o España el cacicato lingüístico?”. Y dos años después: “Hay que hacer la lengua hispánica internacional con el castellano; y si este se nos muestra reacio, sobre él o contra él”.

Y en 1952, al comentar la cita anterior, don Antonio Castro Leal: “La importante corriente cultural que representan en el mundo de hoy España, los pueblos hispanoamericanos y Filipinas, exige un idioma cuyo centro no puede ser ya España, la cual es nada más una de las provincias del vasto territorio de habla española [...]. La Academia Española de la lengua no puede seguir siendo el árbitro único del español, porque no conoce suficientemente o porque no quiere reconocer la lengua que se habla fuera de España”.

La labor del Instituto Cervantes es muy importante y lo será cada día más, pero no es razonable pensar que una sola institución nacional pueda hacerse cargo de una lengua que comparte con otras veinte naciones. Menos todavía cuando se piensa en la promoción de las culturas nacionales. El Instituto Cervantes promueve esencialmente la cultura española, y atiende de manera superficial —no podría ser de otra manera— las de los países hispanoamericanos, las Filipinas y Guinea Oriental.

Hace falta equilibrar el trabajo del Instituto Cervantes con el de otros institutos nacionales en distintos países hispanohablantes.

Algo semejante sucedió con la Real Academia Española, durante mucho tiempo la única que juzgó la corrección del español. Hasta que, en 1951, en el Primer Congreso de Academias de la Lengua Española, celebrado en México, se debatió acaloradamente el tema y se encontró una solución al problema mediante la creación de la Asociación de Academias de la Lengua Española (asale).2

A partir de entonces, la asale, de la que forma parte la Real Academia Española, ha trabajado vigorosamente en defensa de una lengua que ahora se siente enriquecida por sus diferencias. La Nueva gramática de la lengua española (2009) es producto de once años de trabajo consensuado entre las veintidós academias, y en ella, al lado de los escritores españoles figuran también autores americanos —lo que no sucedió en la anterior Gramática académica de 1931. Hasta 2003 (22ª edición), el Diccionario de la lengua española aparece editado por la Real Academia Española, al igual que la Ortografía de la lengua española (2003); sin embargo, en el preámbulo de la 21ª edición, ya se habla de la participación de la Comisión Permanente de la Asociación de Academias de la Lengua Española en la preparación del Diccionario. En el Diccionario panhispánico de dudas (2005), el Diccionario esencial de la lengua española (2006), la Nueva gramática (2009) y las ediciones conmemorativas de Cervantes, García Márquez, Fuentes, Gabriela Mistral, Pablo Neruda (2004-2010), en cambio, figuran como editores la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española. En el Diccionario de americanismos (2010), finalmente, aparece, nada más y por primera vez, Asociación de Academias de la Lengua Española, cuya lista encabeza con razón, pues es la más antigua, la Real Academia Española.

En ese camino hacia una mayor autonomía de las academias, en 2010 la Academia Mexicana de la Lengua y Siglo XXI Editores publicaron un Diccionario de mexicanismos, y la Academia Chilena de la Lengua, el Diccionario de uso del español de Chile. Ese mismo año, por primera vez, la planta de un diccionario académico se preparó fuera de la rae: la Academia Mexicana de la Lengua construyó la planta de un diccionario escolar que cada una de las demás academias adaptará al uso del español en sus respectivas naciones y que aparecerá en diversas ediciones, muchas de ellas nacionales.

Todo esto es una muestra de la actual política lingüística panhispánica de las academias —como lo es el hecho de que las veintidós academias tengan una participación en las regalías que produce la venta de las publicaciones académicas—, y ha sido posible gracias al trabajo de la Asociación de Academias de la Lengua Española, surgida del Primer Congreso de Academias de la Lengua Española, celebrado en México en 1951.3

El Instituto Alfonso Reyes no es una duplicación. Por supuesto, tendrá que trabajar en estrecha colaboración con el Instituto Cervantes, pero podrá dedicar al español de México y a sus culturas —todas las que se expresan en sus lenguas originales— una atención mucho mayor que las que puede darle la institución española.

La masa fónica de México
Además de las razones geográficas e históricas, más allá de la experiencia de las instituciones mexicanas, hay otros motivos que deben propiciar la participación de México en la promoción de la enseñanza del español como segunda lengua. Uno de ellos es su rica diversidad lingüística y cultural. Otro, de importancia definitiva, es el peso de su masa fónica.

Actualmente, una de cada cuatro personas que hablan español en el mundo es mexicana. Esa masa fónica —enriquecida por la presencia de las lenguas originales— representa una situación ventajosa. Pero no basta con contar con la mayor población de hispanohablantes en el planeta, ni con el atractivo de sus lenguas originales. Hace falta organizarse para aprovecharla.

El argumento de que el español de América no puede dejarse a un lado para manejarse hoy en día en el mundo del español debe ser difundido de manera convincente y firme.

La influencia que México ejerce en el mundo es susceptible de crecer en enorme proporción, siempre que se entienda que esa influencia comienza por la promoción y la difusión de las lenguas que se hablan en México, de las literaturas que producen y de las culturas que se expresan en sus idiomas. La primera de todas, porque es la que tenemos en común con el resto de los hispanohablantes y porque para ella existe ya una enorme demanda en el mundo, el español de México.

El CCC y el Instituto Alfonso Reyes
Algunas tareas específicas que puede recomendar el Consejo Consultivo de Ciencias:
1. Levantar un censo de las instituciones que se dedican en México a la enseñanza del español como una segunda lengua.
2. Promover un análisis comparativo entre esas instituciones.
3. Organizar —a partir del Centro de Enseñanza para Extranjeros de la unam y con la participación de la Academia Mexicana de la Lengua— una asamblea que permita unificar los métodos que se usan en México para la enseñanza del español como una segunda lengua.
4. Encargar —a quien se juzgue pertinente— un estudio comparativo de la Alianza Francesa, la Sociedad Dante Alighieri, el British Council, el Instituto Goethe, el Instituto Cervantes y el Instituto Camões.
5. Promover ante las secretarías de Educación Pública y de Relaciones Exteriores, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, la Universidad Nacional Autónoma de México y la Academia Mexicana de la Lengua, la organización y la puesta en marcha del Instituto Alfonso Reyes.
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Poeta y filósofo, JAIME LABASTIDA (Los Mochis, 1939) ha sobresalido también en los campos del periodismo y la edición. Entre sus libros de poesía está Animal de silencios (1996), que junto con La palabra enemiga (ensayo, 1996) le valió el Premio Xavier Villaurrutia. Es Director General de Siglo XXI Editores y Director de la Academia Mexicana de la Lengua.

FELIPE GARRIDO (Guadalajara, Jalisco, 1942) estudió Letras Hispánicas en la UNAM. Ha sido titular de Literatura del INBA y de la Dirección General de Publicaciones del Conaculta. A partir de 2011 se desempeña como Director Adjunto de la Academia Mexicana de la Lengua.

martes, 30 de octubre de 2012

Para que los españoles no piensen que es sólo con ellos

Rebosante de juventud, la AML en plena sesión
Yanet Aguilar Sosa  publicó el 13 de junio pasado en El Universal, de México, el siguiente artículo donde se pone a parir a la Academia Mexicana de la Lengua. Como puede apreciarse, esto de las academias es contagioso.

Las dudas sin resolver de la AML

El lema de la Academia Mexicana de la Lengua sigue siendo el mismo con el que se estableció en 1875: “Limpia, fija y da esplendor”, igual al de la Real Academia Española (RAE), pero con una historia de acción, proyectos e impacto en la vida cultural de ninguna manera equiparable.

Contrario a la de España, la mexicana no tiene ni los recursos económicos, ni la injerencia para hacer del español un negocio; tampoco tiene los estudios ni las publicaciones de diccionarios y literatura clásica; ni la fuerza para incorporar más léxico del español mexicano al Diccionario de la Lengua Española, a pesar de que México es la nación con más hispanohablantes en el mundo. Uno de cada cuadro hablantes es mexicano.

Aunque por esa institución han pasado más de 300 estudiosos y escritores como Joaquín García Icazbalceta, Manuel Orozco y Berra, Justo Sierra, Emilio Rabasa, Luis González Obregón, Artemio de Valle-Arizpe, Antonio Caso, Federico Gamboa, Alfonso Reyes, José Vasconcelos y Martín Luis Guzmán, entre muchos más, hasta hace poco los académicos empezaron a incidir en las decisiones que se toman en la RAE; antes no les daban ese privilegio, tampoco a los otros países de Hispanoamérica.

Sin embargo, son más los déficits que tiene esa institución. Ha producido y publicado un diccionario ambicioso, el Diccionario de mexicanos, coordinado por la académica Concepción Company Company y publicado por Siglo XXI y la UNAM, pero que desde su salida ha estado en la polémica por sus errores, que por cierto, ya serán corregidos, pues el volumen está en un proceso de “ampliación y corrección, en una edición muy severa”, a decir del director de la Academia y director de Siglo XXI, Jaime Labastida.

En lo interno, la Academia Mexicana de la Lengua también tiene pendientes, cuenta con 33 miembros, entre escritores, abogados, dramaturgos, periodistas y estudiosos de la lengua; de ellos sólo ocho son lingüistas, lexicógrafos, filólogos o gramáticos, y sólo seis son mujeres. El más antiguo de los académicos es Miguel León-Portilla –que ingresó en 1961– y el más nuevo Vicente Leñero recién ingresado el 12 de mayo. El chelista Carlos Prieto está próximo a ingresar formalmente.

Además, la Academia terminó el Diccionario español del estudiante y aunque lo entregó a la Secretaría de Educación Pública, ésta no ha dado una explicación de por qué no lo ha publicado.

Ese es un proyecto sin concreción, al igual que la gestión que han empezado para hacer del español la lengua oficial de México y la solicitud para que el gobierno mexicano firme el Convenio de Bogotá establecido en 1960, que lo obligaría a dotar a la Academia de una sede propia –su sede actual en Liverpool 76 está en comodato– y darle recursos fijos para su gestión.

Ese organismo que limpia, fija y da esplendor a la lengua, tiene una nómina anual de 9 millones de pesos, dos de los cuales son recursos etiquetados dentro del Presupuesto de Egresos de la Federación; los restantes provienen de apoyos de Conaculta y de la Fundación Pro Academia Mexicana de la Lengua.

La entidad, que está por firmar un convenio con el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas para hacer “diccionarios” y que gestiona la creación del Instituto Alfonso Reyes para que “enseñe el español hablado en México allende de nuestras fronteras”, como afirma Labastida, es cuestionada por el lingüista mexicano Luis Fernando Lara:  “¿Méritos? No le veo ninguno, creo que podemos vivir tranquilamente sin la Academia Mexicana”.

Español, gran negocio; no en México
Este idioma que hablan 441 millones de personas, que es lengua única en 18 países –en tres más es cooficial– y segundo idioma más estudiado del mundo, superado sólo por el inglés, se ha convertido en uno de los grandes negocios de España al considerarlo capital cultural intangible, pero no lo es de México.

Tal cantidad de hablantes convierten al español en una de las oportunidades de negocio más confiables de cualquier economía, lo sabe España que en 2007 reportó ingresos por 462 millones y medio de euros gracias a los extranjeros que llegaron a estudiar español; pero ese es un rubro que en México no se hace por falta de interés y de recursos.

Luis Fernando Lara, quien colabora en un libro que saldrá en Barcelona, titulado El dardo en la academia, que contendrá unas mil 400 páginas de críticas a las academias de la lengua, asegura que la Academia Española maneja muchísimo dinero y las grandes trasnacionales aprovechan su influencia para entrar en Hispanoamérica con el pretexto de la unidad de la lengua.

“El español se ha convertido en la punta de lanza de las grandes empresas españolas, al grado de que le dieron patente de corso a la Fundeu, la Fundación del Español Urgente, que es la que anda repartiendo consejos de cómo se debe escribir pero con un agravante que casi nadie a notado, que la Fundeu vende un sello de calidad”, señala Lara.

Adolfo Castañón, académico que hace unos días fue nombrado nuevo bibliotecario-archivero de la AML, asegura que en México siempre le están regateando el apoyo a las instituciones nacionales y que no se aprovecha a la Academia para capacitar a los maestros, por ejemplo, o a la sociedad en general; que no se piensa en capacitar a la gente para saber hablar, saber leer y saber escribir en su propio beneficio.

Por su parte, Jaime Labastida dice que en España la lengua está considerada un asunto de Estado y ven la lengua como un activo económico, pero México, de entrada, no tiene lengua oficial. “Si el español fuera visto como un asunto de estado la academia recibiría los recursos que le corresponden como están previstos en un convenio multilateral que fue firmado por todos los gobiernos durante el tercer Congreso de las academias, en Bogotá, en 1960”.

Sin dinero, pocos libros
El argumento al que siempre llega Jaime Labastida por la falta de acciones es “la penuria extrema” en la que trabaja la Academia; sin embargo, Luis Fernando Lara afirma que tiene que ver con que es “una corporación que no se ha metido, es muy conservadora y además parece que no les gusta entrar al debate. Los verdaderos asuntos del español es preferible que los discutamos abiertamente y entre especialistas, la lengua es un hecho público y no la podemos sustraer a un grupo de gente”.

Asegura que son muchos años para tan pocos resultados, pues si se trata de hablar de publicaciones, la Academia Mexicana sólo publica sus memorias, hizo un Índice de mexicanismos durante la gestión de José Luis Martínez y luego un primer Diccionario breve de mexicanismos hecho por Guido Gómez de Silva “igualmente malo que este segundo que sacó Concepción Company”, afirma Luis Fernando Lara, profesor e investigador de El Colegio de México.

El ensayista Adolfo Castañón asegura que “en materia de publicaciones se ha hecho lo que se ha podido en esas condiciones” y recuerda que además se han publicado anuarios; cita también la reedición que se ha hecho del Vocabulario de mexicanismos que hizo Joaquín García Icazbalceta.

“Los académicos mexicanos, también como profesionales y de manera individual, han tenido una injerencia muy fuerte en el ámbito editorial; por ejemplo en la Biblioteca del Estudiante Universitario que edita la UNAM o en la Biblioteca de autores griegos y latinos”, afirma Castañón.

Sin embargo, Luis Fernando Lara apunta que aunque la mexicana fue la segunda academia que se fundó en América, después de la colombiana, se pasó los primeros 140 años de vida sin hacer nada; acepta que hubo académicos valiosos como Joaquín García Icazbalzeta o Francisco Santamaría que publicó su Diccionario de mejicanismos, pero que incluso lo hizo antes de ser miembro de la Academia.

“O sea, son obras de personas, no como ellos dicen de la corporación. A la vez la Academia mexicana nunca ha tenido un papel importante en el estudio del español de México y tampoco ha contribuido a los debates importantes sobre el periodismo, el uso de nuevas palabras, la influencia del inglés, etcétera”, señala el investigador.

Para Jaime Labastida, la Academia ha hecho lo que ha podido: “Uno de los propósitos que tenemos ahora es constituir una comisión editorial de la Academia, claro que podríamos publicar mucho, los trabajos de los grandes académicos, muchos de los libros de García Icazbalceta que no están disponibles. Esa es una laguna que la academia puede llenar”.

Las omisiones y los pendientes
Muchos son los proyectos de Jaime Labastida al frente de la Academia, como la creación del Instituto Alfonso Reyes del cual ya ha hablado con la presidenta del Conaculta, Consuelo Sáizar. Ella está de acuerdo en que es la Academia la más adecuada para definir objetivos y estructura. “La Academia quiere contribuir, ni lo puede llevar por sí sola ni puede apropiarse de eso, no le corresponde”, dice Labastida.

Reconoce que el Instituto Cervantes enseña el español peninsular, con el acento español y la forma de construcción peninsular y que en México “deberíamos enseñar el español culto de México”, por lo cual ha propuesto la creación de ese instituto a semejanza del Cervantes de España, del Camus de Portugal, de la Alianza Francesa de Francia, el Goethe de Alemania o el Dante Alligeri de Italia.

Adolfo Castañón dice que un pendiente es lograr una página de la academia que responda a las consultas como lo hace la de la Real Academia de la Lengua; con todo, la mexicana ha respondido más de cinco mil dudas.

Aún así, Luis Fernando Lara ve faltas en la Academia Mexicana de la Lengua, por ejemplo, que no ha puesto ninguna atención a las carencias de la terminología; es decir, al estudio del vocabulario científico y técnico.

Varios estudiosos, muchos de ellos de la UNAM, han hablado de que es un problema serio el del vocabulario científico y técnico del español pues “cada país está bajo distintas influencias y entran diferentes soluciones de vocabulario llega un momento en el que nuestros científicos dicen: ‘hablar en español nos cuesta más trabajo, mejor usamos inglés’. Eso, a lo que nos va a llevar es a perder capacidad en la lengua”.

También Luis Fernando Lara cuestiona los criterios de ingreso a las academias, hay personas de muy diferentes conocimientos y no se pueden estudiar la lengua como se debe. “Para ingresar a la Academia de Medicina hay que ser médico, en cambio para ingresar a la Academia de la Lengua no hay que ser nada en particular”.

Lara asegura que la Academia Mexicana de la Lengua está a caballo entre que hay escritores y los que no son escritores; por lo tanto, su actividad siempre es “muy casuística”.

lunes, 29 de octubre de 2012

Un traductor sueco se confiesa y lo copiamos

Una noticia del todo prescindible y para colmo vieja, publicada por La República, de Perú, sin firma, el 9 de diciembre de 2010 y que, sin embargo, nos permite publicar la foto que la acompaña, donde Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa se ven como dos fascinerosos salidos de una película de época. En ese entonces, cabe aclararlo, eran amigos.

"Es más difícil traducir a Vargas Llosa
que a García Márquez"

La singladura literaria de Mario Vargas Llosa, que mañana, viernes, recogerá el Premio Nobel de Literatura en Estocolmo, trae a la memoria de los escandinavos la figura de su otrora amigo y ahora rival Gabriel García Márquez.

Y es que sus carreras confluyen una y otra vez como es en el caso de Suecia, donde además de obtener ambos el más preciado galardón del mundo literario, sus obras han sido traducidas por el mismo especialista.

Se trata de Peter Landelius, un ex diplomático sueco, casado con una ciudadana cubana desde hace 35 años y quien ahora dedica todo su tiempo a "leer, escribir y traducir", como explica, antes de desvelar sus experiencias con uno y otro autor.

"Son muy diferentes", asegura, a la vez que recuerda lo que le dijo tiempo atrás al escritor colombiano: "es muy fácil traducirte y él se preocupó muchísimo, porque suponía lo contrario".

Al explicar las razones apunta que la prosa del autor de Cien años de soledad es "rítmica" y añade: "incluso su pensamiento tiene cierto ritmo en el que uno flota encima como traductor".

Este experto en narrativa y lírica latinoamericana, que también ha traducido a Pablo Neruda, reitera que encontró "muy agradable" y "fácil" de traducir los renglones de García Márquez.

Por el contrario, cree que Vargas Llosa es "mucho más complejo" al tener una "sintaxis más sofisticada" y una técnica de contar, con flashback (retrotrae la narración temporal a un acontecimiento pasado), que crean problemas a los idiomas germánicos.

Considera que el autor de La casa verde representa "más problemas de traducción, pero también sus textos tienen secretos" que se van descubriendo poco a poco y que invitan a leerlos varias veces.

Y ese es el reto que propone a los lectores ante el discurso pronunciado por el Nobel de Literatura el pasado martes en la Academia sueca, porque, indica, que pese a conocerlo con "lujo de detalles" le emocionó como "fresco y nuevo", al tiempo que considera que en el texto se halla una explicación "rotunda" de lo que es "la vida, literatura, la moral y la familia" para Vargas LLosa.

Landelius trabaja en la actualidad en la traducción de la última novela del autor peruano, El sueño del celta, de la que dice le faltan poco más de cien páginas, pero ya tiene en proyecto trabajar en una nueva versión de La ciudad y los perros, una de las novelas más emblemáticas del literato.

Y cuando estas dos obras lleguen a los anaqueles de las librerías suecas se encontrarán con Travesuras de la niña mala, La Fiesta del chivo o La casa verde, todas ellas demandadas por los lectores, explica Jan-Erick Svensson, propietario de la librería St. Pauls.

Se trata de un antiguo establecimiento ubicado en el popular barrio de Södermalm de Estocolmo, también muy conocido por desarrollarse en él parte de la acción de la famosa trilogía Millenium, de Stieg Larsson.

Svensson considera que a Vargas Llosa le tenía que haber reconocido la Academia sueca "veinte años atrás", pero subraya, que en general los académicos han premiado más a los escritores con un ideario de izquierdas.

Y cita a García Márquez como ejemplo, y sin soslayar la alta conciencia social del pueblo sueco, cree que ahora la tendencia de los académicos "está cambiando".

El librero confiesa haber leído en dos ocasiones Cien años de soledad y conocer el incidente que hizo que las dos figuras más emblemáticas de la actual literatura latinoamericana se separaran en su momento por una discrepancia nunca esclarecida y que terminó en un famoso puñetazo. (Estocolmo, EFE)

viernes, 26 de octubre de 2012

Neruda traductor

Un trabajo del escritor y académico Adolfo de Nordenflycht (adnorden@ucv.cl), de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, publicado en Mutatis Mutandis. Vol. 5, No. 1. 2012. pp. 100-110.
  
Pablo Neruda y la traducción

El poeta chileno Pablo Neruda, nacido el 12 de julio de 1904 en Parral como Ricardo Neftalí Reyes Basoalto y fallecido en Isla Negra el 23 de septiembre de 1973 es autor de una extensa producción de textos de poesía entre los que destacan, entre otros, los muy conocidos Veinte poemas de amor y una canción desesperada, Residencia en la Tierra, Canto General, Odas Elementales, Estravagario, a los que deben añadirse los textos en prosa, como la novela vanguardista, las memorias de Confieso que he vivido, crónicas y libros de viaje como Cronicas desde Oriente y Comiendo en Hungría (este último en coautoría con Miguel Ángel Asturias), ensayos, críticas y reflexiones, junto a una obra dramatúrgica: Fulgor y muerte de Joaquín Murieta.

De modo que la producción nerudiana se desarrolló en todos los géneros y de esta fecunda práctica literaria no estuvo ausente la actividad del traductor. De la biografía de Neruda resulta interesante recordar que hacia 1921 se trasladó a Santiago desde Temuco, lugar donde su padre había ido a vivir a pocos años de la muerte de la madre del poeta a dos meses del parto. En Santiago, Neruda se incorpora a estudiar Pedagogía en Francés en la Universidad de Chile, carrera que no termina, pero que le permitirá consolidar un buen conocimiento de la lengua francesa. De esos años juveniles de la década de 1920 son Crepusculario, Veinte poemas y un par de libros en prosa.

En 1927 tras haber aceptado un cargo como Cónsul en Birmania, Ceilán, y luego en Colombo y en Singapur y Batavia, Neruda permanecerá en el Sudeste asiático durante varios años. Allí se casó con la javanesa holandesa Maria Antonieta Hagenaar con la cual tuvo su única descendiente Malva Marina, que falleció a los ocho años de edad. Durante esa prolongada estancia asiática, Neruda, profundizará en su conocimiento de la lengua y la literatura inglesa. En la soledad de su bungalow del suburbio de Wellawatta, se dedicó a la lectura en inglés gracias a la generosidad de Lionel Wendt, “que poseía una gran biblioteca y recibía los últimos libros de Inglaterra [y] tomó la extravagante y buena costumbre de mandar a mi casa, situada lejos de la ciudad, un ciclista cargado con un saco de libros cada semana. Así, durante aquel tiempo, leí kilómetros de novelas inglesas”.

La vida de Neruda proseguirá en el servicio diplomático, primero en Buenos Aires, donde trabará una entrañable amistad con Federico García Lorca y luego en España donde conocerá a Delia del Carril, que será su segunda esposa, y será testigo y partícipe de la guerra civil; tras la derrota de la República será el gestor del embarque con destino a Chile de más de 2000 refugiados en el Winnipeg. Luego de ser Cónsul en México, deja la carrera diplomática y en 1945, ya militante del partido comunista, será elegido senador. En 1948 el presidente González Videla emprendió una violenta represión contra los comunistas que lo habían apoyado para llegar al poder, persiguiendo particularmente a Pablo Neruda que pasa a la clandestinidad y huye atravesando a caballo la cordillera de Los Andes para aparecer espectacularmente en Paris en 1949. Durante el exilio que duró hasta 1952, el poeta consolida su compromiso político y conoce a Matilde Urrutia con quien residirá en Italia durante 1952 y con la cual se unirá definitivamente 1956 luego de su separación de Delia. Los años que siguen lo conducen a numerosos viajes por el mundo, participando en recitales o como jurado o invitado a encuentros y homenajes, pues ya es reconocido mundialmente y traducido a las principales lenguas. Junto a la elección de Allende en 1970, Neruda vuelve al mundo diplomático como Embajador en Francia, cargo que desempeña al momento de recibir el reconocimiento mundial a su poesía con el otorgamiento del Premio Nobel de 1971. A fines de 1972 regresa a Chile aquejado de cáncer y morirá en 1973 a los pocos días del bombardeo a la Moneda por parte de los militares golpistas encabezados por Pinochet. Sus funerales se realizaron en un clima de extrema tensión y no tardó en hacerse público que sus casas de Valparaíso y Santiago habían sido despiadadamente saqueadas y destruidas.

De esta sucinta biografía de Neruda puede colegirse que los idiomas que conocía y manejaba con fluidez el poeta eran el francés y el inglés; tal vez el italiano, por su estadía en Capri, y el portugués no le fueran ajenos. No ha quedado constancia del grado de su conocimiento de otros idiomas, lo cual sin embargo no parece haber sido obstáculo para que ejercitara también la traducción de poetas que escribieron en alemán, rumano, turco, ruso, polaco, húngaro. Se trata de traducciones indirectas, la mayoría de las cuales se publican en las décadas de los años 1950 y 1960 en La Gaceta de Chile, Revista de Artes y Letras dirigida por Pablo Neruda, pero la actividad traductora del poeta había comenzado muchos años antes, con las traducciones de dos relatos de Marcel Schwob aparecidas en el importante magazine santiaguino Zig-Zag durante el año 1923.

Es posible que dada la precariedad económica por la que atravesaba el joven poeta y la necesidad de pagar por la publicación de Crepusculario, lo hayan conducido a trabajar en estas traducciones para una revista de la cual no estaba alejado Hernán Díaz Arrieta (Alone), crítico que reconoció tempranamente a Neruda y que se prestó a saldar la deuda cuando el editor se negó a entregar un solo ejemplar antes de que estuviera satisfecha completamente la factura. Sin embargo, los textos de Schwob traducidos por Neruda, “La cité dormante” y “L’incendie terrestre” (incluidos en Le Roi au masque d’or), presentan imágenes parabólicas que –como bien lo señala Selena Millares (1993), reaparecerán en la poesía nerudiana, como la conversión en estatua, presente en La ciudad durmiente y que figurará luego con recurrencia en los Cien sonetos de Amor, o la variante del apocalipsis de El incendio terrestre, al que Neruda parece responder con la superación del castigo en la proyección poética hacia la eternidad que se presenta en La espada encendida, uno de sus libros póstumos. Anteriormente, se había referido a ambos textos en su columna crítica e informativa “Los libros” que firmaba como Sachka en la revista Claridad, Órgano oficial de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile. En el num. 95, del 7 julio de 1923, se incluye un comentario del poeta acerca de La ciudad durmiente bajo el rótulo de “Las extrañas historias de Marcel Schwob”, donde reconoce que “[L]eo tus historias, selladas por tu mano alucinada, y te sigo a través de tu pensamiento que cruza las edades y recolecta los hechos singulares” (En O.C. IV. p. 315).

Esta relación de su tarea como traductor con su propia producción crítica y también poética no puede resultar extraña, no solo por que la traducción sea “el acto más íntimo de lectura” (Spivak,1991) que por ello, entiendo, deja un resabio de entusiasmo fervoroso en quien ha leído y acomete la doble tarea, crítica y creativa que impone la traducción: leer en el texto original un sentido, un ritmo, un modo de saber y (re)escribirlo, representándolo como un mundo en otro. En este sentido la traducción, para Neruda, es otro modo del poetizar, como también lo fuera la construcción de sus casas y también la empresa del Winnipeg y las colecciones de caracolas y mascarones, y la actividad política y todo, todo aquello que correspondió a lo que fueron “Las vidas del poeta” (título que puso a sus crónicas autobiográficas de 1962 para la revista O Cruzeiro Internacional), pues tal como lo señala: “la verdad es que siempre estoy haciendo lo mismo. Nunca he dejado de hacer lo mismo. ¿Poesía? En el hecho me enteré, mucho después de estar haciéndolo, que lo que yo escribía se llamaba poesía”. (“Un año por dentro”. Ercilla 1802. 31. 12. 1969. En O.C. V p. 265). Coincide en cierto modo con la afirmación de Borges en el prólogo de El oro de los tigres: “Para un verdadero poeta, cada momento de la vida, cada hecho, debería ser poético, ya que profundamente lo es”.

La traducción que continúa a las realizadas sobre los relatos de Schwob, también corresponde a un texto en prosa, un fragmento de Die Aufzeichnungen des Malte Laurids Brigge. El original de la novela poética de R.M.Rilke fue publicado en alemán en 1910, idioma que Neruda no conocía, cuando incluye bajo su firma el fragmento, en la revista Claridad núm.135, octubre noviembre 1926. La traducción de Neruda parece haber sido hecha del francés, idioma al que André Gide había traducido algunos fragmentos de la novela, entre los que se encuentra el que traduce Neruda, publicándolos en la NRF en 1911. Claridad, que escamotea dos párrafos entre el penúltimo y el último del original, introduce el texto con una nota que deja cierta ambigüedad respecto a la procedencia del mismo: “Rainer María Rilke. Nació en Praga en 1875, y ha fijado después de muchos viajes por el mundo su residencia en París, donde traducido por primera vez al francés por Andre Gide, es objeto de la actual curiosidad de la joven intelectualidad europea”.1

A continuación de la cual se ofrece la traducción del conocido fragmento de la muerte del chambelán Brigge, que se hace presente a través de una voz desconocida con que el chambelán pedía y gritaba. Esa voz de la muerte resuena para el lector como intertexto de “Solo la muerte”, el poema de Residencia en la tierra: “las velas hinchadas por el sonido de la muerte, / hinchadas por el sonido silencioso de la muerte.// A lo sonoro llega la muerte / como un zapato sin pie, como un traje sin hombre, / llega a golpear con un anillo sin piedra y sin dedo, / llega a gritar sin boca, sin lengua, sin garganta”. (O.C. I. p. Esta perspectiva que cruza textos permite hermanar la tarea traductora con la escritura poética, no deja de resultar significativo el juicio con el que Juan Ramón Jiménez pretendió descalificar al poeta chileno. En efecto, de las batallas literarias en que se vio envuelto Neruda, una de las que tuvo más contenido estético, si bien no estuvo exenta de los habituales personalismos que tiñen las contiendas entre poetas, fue la que lo enemistó con el poeta español Juan Ramón Jiménez, enfrentados por diferentes concepciones de poesía: el purismo poético defendido por Juan Ramón y la “poesía sin pureza” propugnada por Neruda.

Resultado colateral de esta disputa sería la consideración, que más tarde reconocerá como injusta, manifestada por Juan Ramón en su Españoles de tres mundos (1942) sobre Neruda como “un gran mal poeta, un poeta de la desorganización”. A lo que añadía “Neruda me parece un torpe traductor de sí mismo y de los otros, un pobre explotador de los filones propios y ajenos, que a veces confunde el original con la traducción” (p.122) Es posible que los términos traductor y explotador asociados en la invectiva juanramoniana se deban a su inconfundible mal genio, acentuado esta vez por haber sido Zenobia Camprrubí la traductora al español del poema de Tagore del cual se acusó a Neruda de haberlo plagiado en el “Poema 16” de los Veinte poemas de amor.

En todo caso, al margen de la ironía descalificadora, no deja de ser expresiva la relación de contrariedad que Jiménez establece entre poeta (buen poeta, se colige) y traductor que parece fundarse precisamente en su idea de puridad poética que lo lleva a una mística de la belleza, una hipóstasis del lenguaje de la poesía y una deificación del poeta, una concepción donde la traducción no tiene más lugar que la subalternidad ancilar. Todo lo contrario de lo que podría deducirse de la poesía impura “gastada como por un ácido por los deberes de la mano […] salpicada por las diversas profesiones que se ejercen dentro y fuera de la ley” (“Sobre una poesía sin pureza” Caballo Verde para la Poesía, num. 1. Madrid, octubre de 1935. En O.C. IV. p. 381). ¿Cómo trabaja este “torpe traductor de sí mismo y de los otros”? En “Conducta y poesía” (Caballo Verde para la Poesía, num. 3. Madrid, diciembre de 1935).Tras reconocer la tarea devastadora del tiempo que nos lleva a ver “cada día al miserable ser humano defendiendo su miserable tesoro de persona preferida”, concluirá afirmando: “qué queda de las pequeñas podredumbres, de las pequeñas conspiraciones del silencio, de los pequeños fríos sucios de la hostilidad? Nada, y en la casa de la poesía no permanece nada sino lo que fue escrito con sangre para ser escuchado por la sangre” (O.C. IV. p. 384).

A partir de los años treinta, Neruda que ha perfeccionado su inglés durante su estadía en el Sudeste Asiático, realizará una serie de traducciones de poetas angloparlantes: Los poemas 35 y 36 de Música de Cámara de James Joyce para la revista bonaerense Poesía núm. 6-7 octubre-noviembre de 1933. Es una traducción muy apegada al original, conservando, a pesar de la extensión del verso español, el ritmo, los giros semánticos que en Joyce provenían de lo isabelino, y suspenden el sentido y lo dejan latente sumergido en un velo de misterio. En noviembre de1934, ya instalado en Madrid, publicará en el núm.20 de Cruz y Raya, la importante revista dirigida por José Bergamín, una traducción de Visions of the daughters of Albion (1793) y “The mental traveller” (en The “Pickering”. 1805) de W. Blake. Traducciones que críticos como Michael P. Predmore (2004) presentan como relevante contexto de la edición completa de los dos tomos de Residencia en la Tierra (1935) en la medida que Blake asume la tradición, “inspirada en el Apocalipsis bíblico, transformado en un drama espiritual del individuo, que tiene sus orígenes en los pensadores y poetas del romanticismo inglés” y que por cierto está presente en el texto residenciario.

También para las ediciones de Cruz y Raya, incorporado en el libro-almanaque El aviso de escarmentados del año que acaba y escarmiento de avisados para el que empieza de 1935, Neruda traducirá “Pasto de llamas” (corresponde a los segmentos 2, 3 y 30 de “Song of Myself”) de Walt Withman, y posteriormente, en La Gaceta de Chile núm. 2, octubre de 1955 publicará su traducción de “Saludo mundial” (como titulará a la fragmentaria traducción del poema de Withman que en el original se llama “Salut au monde”). Es bastante conocida la admiración de Neruda por Withman y la relación de la escritura de ambos poetas, como su afán universalista, su profundo sentimiento americanista, entre otros, ha sido profusamente estudiada, aún cuando el propio Neruda –como señala F. Alegría (1954)– “por mucho que se haya inspirado en la obra de Whitman […] más que un discípulo de Whitman, es su continuador o, mejor dicho, su heredero; tan original y profundo en sus alcances como su mismo maestro. Neruda no ha dejado sino testimonios indirectos sobre la ascendencia que en su poesía ha ejercido Whitman”. Uno de esos testimonios son estas traducciones, particularmente “Saludo mundial”, que por su estructura de pregunta y respuesta y de insistentes reiteraciones, a lo que se añade el desdoblamiento del poeta y su inclusión como Walt Withman en el poema, sugiere de inmediato la posibilidad de participación del lector en un diálogo integrador, resulta más acentuado en la traducción nerudiana del título “Saludo mundial”, a diferencia de “Saludo al mundo” que sería la traducción literal.

El ciclo de traducciones de poetas románticos se cierra con la publicación de “Año 1812” en el número 3 de Gaceta de Chile, diciembre de 1955, fragmento del Pan Tadeusz, extenso poema nacionalista del romántico polaco Adam Mickiewicz que es considerada la última epopeya europea y que, según Hernán Loyola (O.C. IV. p 1445) “Neruda lo tradujo probablemente de una versión francesa”. Puede considerarse que a través de estas traducciones, Neruda presenta distintas líneas genealógicas con las que dialoga su poesía en la que surgiendo un particular gesto épico fusionado con los temas sentimentales.

Entre los años 50 y 60, en el contexto de la guerra fría que también se hará sentir en el medio cultural y literario, publicará una serie de traducciones de poetas militantes de partidos comunistas con los que mantuvo amistad, en las páginas de La Gaceta de Chile y otros órganos como Democracia, que en el número del 28 de octubre de 1951 incluía “La voz de Henri Martin” de Nazim Hikmet (1902-1963), traducido por Neruda, posiblemente del francés. Se juntaban en el texto la experiencia de las cárceles y los exilios políticos del marinero Martin, símbolo de la lucha del pueblo francés contra la sucia guerra de Indochina, de Hikmet el poeta turco más sobresaliente del realismo comprometido y su amigo el, por esos años, exilado Pablo Neruda, con cuya poesía pueden verificarse fuertes lazos, entre los que sobresale la asociación del discurso de tono político con una intensa sentimentalidad.

En el número 1 de La Gaceta de Chile (septiembre 1955) Neruda ofrece la traducción de dos poemas del alemán Stephan Hermlin (1915-1997): “Terzine” y “Las cenizas de Birkenau”. Es posible que en ellas haya colaborado el propio Hermlin que habiendo participado en la guerra civil española como conductor de ambulancia en el bando republicano llegó a conocer bien el español y fue traductor al alemán de España en el corazón y Residencia en la Tierra. Los temas recurrentes de su producción son la resistencia antifascista, el recuerdo y el olvido de las masacres bélicas y la construcción del socialismo en la República Democrática Alemana (RDA), donde se estableció a partir de 1947, llegando a ser uno de sus escritores más reconocidos.

En el mismo número de La Gaceta de Chile, Neruda traduce del inglés el poema de Walter Lowenfels (1897-1976), para el que mantiene el título original entrecomillado “For the Reader”. Lowenfels fue uno de los poetas importantes de su generación y junto a Michael Fraenkel publicó el manifiesto Anonymus: la necesidad del anonimato, en el que se aboga por el anonimato para evitar la rivalidad, la competencia artística y la enajenación. Lowenfels se afilió al partido comunista de USA y fue juzgado y encarcelado bajo el macartismo. Libros suyos como Steel 1937, que incluye algunos textos sobre la Guerrra Civil Española, y Sonnets of Love and Liberty escrito durante el juicio y su estancia en la prisión, lo revelan como un poeta comprometido con ideas políticas que Neruda comparte.

Durante su estadía en la URSS tras la salida clandestina de Chile en 1949, Neruda no solo hizo amistad con Hikmet, también con los más importantes poetas rusos y de los países de la órbita soviética, entre ellos Evguenei Yeytushenko, el “enfant terrible” de las letras rusas”, y a Semión Kirsanov de quien señala en Confieso que he vivido “que tradujo admirablemente al ruso mi poesía. Kirsanov es, como todos los soviéticos, un ardiente patriota. Su poesía tiene fulminantes destellos y una sonoridad que le otorga la bella lengua rusa lanzada al aire por su pluma en explosiones y cascadas”. (O.C. IV. p. 614). De cada uno de ellos Neruda tradujo un poema: “Cumbre”, de Kirsanov, poema que canta a la naturaleza de la alta montaña y la épica del montañismo, publicado en la Gaceta de Chile núm 2, octubre de 1955; “El mar” de Yeytushenko, fue publicado en el periódico El Siglo, Santiago de Chile, 28 de enero de 1968, luego de la visita de este poeta a Chile invitado por Neruda a fines de 1967, donde dio un recital en español de su poesía. El poema traducido en El Siglo revela la experiencia de la primera visión del mar y de la seducción infinita que causa en el hablante.

En estas traducciones lo que parece imponerse es la percepción de dos fenómenos naturales que caracterizan el territorio y el sentir nacional del poeta chileno: la montaña y el océano, que comparecen en un juego de oposiciones y de complementariedad, marcada así mismo por los destinatarios-actantes de ambos poemas: los experimentados montañistas y los que tienen la primera experiencia de ver el mar. En Arion núm. 1. Budapest, 1966, se publica la traducción de Neruda del soneto de Gyorgy Somlyó (1920 – 2006), “Duerme”, que Hernán Loyola incluye en O.C. V. p.1273 en una versión tomada del manuscrito que conservaba Somlyó y que difiere de la publicada en Budapest. Somlyó fue traductor de Neruda al húngaro y es posible que colaborara de manera significativa en la traducción nerudiana de su poema amoroso.

El ciclo de estas traducciones que buscan entablar un diálogo de amistad y reconocimiento de camaradas, se completa con la traducción de la “plaquette” Dos poemas de Thiago de Mello traducidos por Pablo Neruda. Carpeta. Santiago. Prensas de la Editorial Universitaria 1963. (100 ejemplares numerados, fuera de comercio). Los dos poemas traducidos son “Los barcos” y “Noticia de la mañana”. El propio Thiago de Mello señala también que Neruda habría traducido “Los estatutos del hombre” (1964)2, su poema más conocido: “El tradujo numerosos poemas míos. Pero ninguna emoción fue tan intensa como la que sentí cuando el me entregó, manuscrita con su fiel tinta verde, la traducción de los Estatutos del Hombre, después de recitarla frente al océano Pacífico, en el momento de un brindis”, recuerda Thiago de Mello, citado por Cristiane Grando en “Los colores de Brasil en Pablo Neruda”, Jornal Garatuja núm 67. Bento Goncalves-RS, junho 2004, p.4 (traducido por Leo Lobos), no obstante las ediciones que circulan con esta indicación son todas posteriores a la muerte de Neruda. De hecho, la primera edición bilingüe en que se señala como traductor a Neruda es la de Vergara y Riba editoras, Buenos Aires 2001. Ahora bien, Thiago de Mello fue diplomático y exiliado en Chile donde cultivó una estrecha amistad con Neruda cimentada en el espíritu juguetón de ambos. Basta ver el “Colofón (sobre los abuelos del autor y del traductor)” de Dos poemas, para reconocer lo que Thiago de Mello afirma a Grando: “Neruda conservo durante toda la vida un don mágico de la infancia: a él le encantaba jugar. Sabía como nadie inventar alegría para agradar a sus amigos. Nació con el don de la amistad”.

Las empresas de mayor envergadura que acomete Neruda en el ámbito de la traducción corresponden a los 163 poemas que conforman el volumen 44 Poetas rumanos, traducción de Pablo Neruda. Buenos Aires: Losada, 1967, y la traducción de Romeo y Julieta. Buenos Aires: Losada, 1964, con ocasión del cuadragésimo centésimo aniversario de William Shakespeare; traducción que posteriormente revisó y corrigió para la 4ªedición de sus Obras Completas. Buenos Aires: Losada, 1973. Sobre estos libros existen estudios críticos. Así, respecto de la traducción de Romeo y Julieta, que fuera presentada señalando que “es más bien una recreación en el lenguaje, una forma de traspasar de poeta a poeta la vibrante palabra original. Neruda transforma, dimensiona, potencia al castellano la tragedia de los amantes de Verona. No es casual que muchos hablen de este Romeo y Julieta como de Shakespeare-Neruda, porque en realidad no es éste un traslado a otro idioma, sino la invención del drama en distinto lenguaje. Las palabras de Neruda para el programa del estreno en Chile, apuntan precisamente a esto: «Lo he traducido con devoción para que las palabras de Shakespeare puedan comunicar a todos, en nuestro idioma, el fuego transparente que arde en ellas sin consumirse desde hace siglos». Respecto a esta traducción pueden consultarse, entre otros, el trabajo pionero de Hernán Loyola, “Neruda traduce a Shakespeare”. En Unión año V, núm. 4 La Habana. Diciembre 1966, y el notable trabajo de Darío Ulloa Cárdenas “Romeo y Julieta según Neruda. Significado actual”, (Escritores.org, en línea).

Respecto a la traducción de los poetas rumanos, la especialista Grabriele Capraroiu ha publicado dos estudios: “Neruda traductor: el ejemplo rumano”, en Escritural, Ecritures d’ Amérique latine. Neruda: discurso poético, escritura e intertextualidad, Nº 1 mars 2009 CRLA. Archivos (se trata de un número dedicado a los estudios nerudianos), y “Neruda traductor: 44 poetas rumanos (1967)”, en Nerudiana núm. 5, agosto 2008. Santiago de Chile. Tanto en el caso de Romeo y Julieta como en los 44 poetas rumanos se comprueba la idea de traducción como rescritura, así por ejemplo, Ulloa, que consultó el ejemplar usado por Neruda, afirma que llegado un momento, Neruda deriva de la traducción a la recreación: “el poeta acalló al traductor y reemplazó al autor”, el propio Neruda parece estar conciente de ello y en las “Palabras del traductor” de 44 poetas rumanos afirma: “pido perdón por cuanto sus poemas hayan perdido fuerza esencial o gotas de ámbar al cambiarlos de vaso. Pero sabrán, lo creo, que puse mucho amor en el trabajo, siempre inconcluso, de traducir poesía. (O.C. Tomo V. Pág 135) (Como la traducción de este libro no se ha incorporado aún en las Obras Completas, este Prólogo figura bajo el nombre de “Poetas de la Rumania florida”).

Con motivo del centenario de la muerte de Charles Baudelaire, la revista Árbol de letras publicó la traducción nerudiana de “El enemigo” (poema X de Spleen e Ideal de Las Flores del mal) en su primer número de diciembre de 1967. Al pié del texto se consigna: “Del Homenaje a Charles Baudelaire que publicará el Boletín de la Universidad de Chile en su número 79”. Selena Millares (2008) ha señalado que el soneto baudelaireano fue traducido “bastante libremente” por Neruda. Concordamos con su opinión, no obstante, la preocupación de Neruda parece haber sido conseguir un ritmo similar al original, aunque en ese empeño y tal vez por eso mismo se generan variantes relevantes de aspectos semánticos. Así, traducir “fruits vermeils” por “frutos incitantes” supone el funcionamiento de una figura en la que el fruto bermejo (maduro, en sazón) es reconocido como apetecible (incitante). Tal vez lo que resulta más libre en la traducción es la inclusión de un término que no figura para nada en el original: “Et qu’il faut employer la pelle et les râteaux”.

Neruda califica estas palas y rastrillos de “poderosas”, pero además añade terminando el verso anterior y para generar la rima del cuarteto, “azadas”, que no son herramientas que sirvan para juntar de nuevo las tierras inundadas y que a mi juicio solo está al servicio de asociar el soneto baudelaireano con el conocidísimo “Fue sueño ayer” de Quevedo -poeta admirado por Neruda como lo demuestra su ensayo “Viaje al corazón de Quevedo”- , cuyo terceto final dice: “azadas son la hora y el momento / que, a jornal de mi pena y mi cuidado / cavan en mi vivir mi monumento”. A partir de esta asociación se entiende que en la lectura de Neruda, “el oscuro enemigo” (sin la mayúscula del original “l’obscur Ennemi”) aluda a la muerte, aunque en otras lecturas lo sea el dolor, el tiempo, y también Dios (esta última posibilidad sustentada por la isotopía Jardín [fruto prohibido-idea] – tierras inundadas [Diluvio]- místico alimento. Sin duda que entender el enemigo directamente como la muerte, explica por que Neruda propone como traducción para “qui nous ronge le coeur”, “que nos va desangrando”, dejando de lado la asociación sonora y semántica “mange”, “ronge” (el tiempo [¿Cronos?] “mange” (devora) la vida y el enemigo “ronge” roe el corazón), beneficiando en cambio la oposición “desangrando” (“sangre perdida”) frente a “crece y se fortifica”, para dar un estatuto activo a la muerte que llevamos dentro.

Lo que interesa en todo caso es indicar que para Neruda la traducción, en tanto acto poético que instala una zona de contacto donde ocurre el deseo de conocer al otro, como en la amistad, en la reciprocidad que se postula para aprender los modos en que el otro imagina el mundo y con ese saber entrar en diálogo a fin de aproximarse a aquello que sea la esencia del otro, proceso en el cual, a su vez, se ponen de relieve las diferencias y propensiones del traductor. La traducción como una forma de la amistad que practica Neruda o como una forma de la intertextualidad poética, es entonces siempre una tarea en curso, que exige cada vez replantearse un saber. En una pequeña crónica escrita por Neruda en el año 1970 agradeciendo el envío de unos textos de la escritora bilingüe, rusa y francesa, Elsa Triolet (esposa de Louis Aragon) confiesa que se había iniciado como traductor de Marcel Schwob: “Dos libros he recibido de Elsa Triolet, casi al mismo tiempo. Una novela: El ruiseñor se calla al amanecer. El otro es La mise en mots. No sé cómo traducir este título. ¿El ajuste, la presentación de las palabras? Es algo más que eso este libro” (“Un libro de siete colores”. Ercilla Nº 1814, 25.3.1970. En O.C. Tomo V. p. 276). Cada libro a traducir es siempre algo más.

Notas:
1 Respecto a esta traducción, Loyola, en nota incluida en O. C.IV, p 1444, afirma que “Neruda mismo -que no leía alemán- ha declarado que lo tradujo del francés, seguramente de lo que creo sea la primera edición del libro en esa lengua y que apareció justo ese año, que fue también el año de la muerte de Rilke: Les cahiers de Malte Laurids Brigge, traducción de Maurice Betz, París, Emile Paul Editeur, 1926. O quizás de alguna anticipación o publicación fragmentaria en una revista.

2 Esta traducción no ha sido incluida aún en la edición de Obras Completas (Galaxia Gutenberg. Círculo de Lectores. Barcelona 2002), a cargo de Hernán Loyola.

Bibliografía básica sobre Neruda como traductor y otros textos citados.
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