viernes, 29 de noviembre de 2013

¿De que "español" hablan? (2)

Segunda parte del trabajo publicado ayer,  presentado por Juan Carlos Moreno Cabrera (1956), lingüista español y catedrático de Lingüística General en la Universidad Autónoma de Madrid, durante el I Simposi Internacional sobre Situació i Perspectives del Plurilingüisme a Europa (València 2008).

De la cuna a la cuña.
Brevísima relación del nacionalismo lingüístico español
(Segunda parte)

4. LAS CINCO VOCALES DEL ESPAÑOL
Otro de los tópicos más conocidos y utilizados del nacionalismo lingüístico español es la idea de que el sistema pentavocálico del español (surgido del sistema heptavocálico del castellano antiguo; Penny, 2006: 63) estándar facilita grandemente el aprendizaje y uso de esta lengua, lo cual es una característica que puede explicar parte de su extensión y pujanza. Esta idea procede de Menéndez Pidal y, tal como he mostrado recientemente (Moreno Cabrera, 2008: 79), es aceptada sin reservas por algunos filólogos y académicos en la actualidad. Curiosamente, esta característica la comparte el español con el euskera, compañero de glosas, según la ideología del nacionalismo lingüístico español. Sin embargo, en el caso de esta lengua, no parece que este rasgo haya sido esecialmente importante para su expansión. Al contrario, el euskera ha ido viendo reducido su territorio desde la Edad Media y en la actualidad va recuperando hablantes paulatina-mente, pero no tan rápidamente como ocurrió en el caso del español. Es muy revelador que se mencione este aspecto de las cinco vocales y se omitan otros detalles de la estructura lingüística del español que deberían parecernos mucho más decisivos a la hora de juzgar la presunta facilidad de esta lengua. El español comparte con otras lenguas romances unos paradigmas de conjugación verbal realmente complejos, con diversos subgrupos diferenciados cuyos modelos de conjugación siguen los denominados verbos irregulares. En español se podrían contabilizar, al menos, medio millar de estos verbos irregulares (muchos menos que los verbos irregulares del inglés o del alemán, por ejemplo). Comparada con la facilidad de las cinco vocales, esta característica podría ser considerada como un escollo importante, más que como una ventaja. Por esta razón, esta propiedad morfológica del español como lengua romance es oportunamente silenciada en el discurso del nacionalismo lingüístico español.

5. EL ESPAÑOL COMO LENGUA COMÚN
Llegamos ahora al tópico más importante del nacionalismo lingüístico español. Se trata de que el español es la lengua común de todos los ciudadanos del Estado español, en el sentido de que es la única lengua compartida por todos los ciudadanos de ese estado. Es la idea sobre la que se basa el  Manifiesto por la lengua común presentado en Madrid en junio de 2008, que tanta polvareda levantó. Las concepciones ideológicas que hay detrás de este concepto se pueden ver reflejadas de modo cristalino en las siguientes citas:

“La razón por la que el español es oficialmente el idioma constitucional –a pesar de que se le denomine «castellano»–  es por ser la lengua común de todo el territorio nacional, la que conocen todos los españoles , y no por razones políticas impositivas de ningún tipo[…]. El idioma español ha sido aceptado y adoptado en toda España como lengua común de convivencia desde la época medieval...” (Lamela,2008: 129-130; cursivas de JCMC)

En efecto, el español o castellano, como queramos llamarlo, se habla en toda España, incluidas las comunidades bilingües, donde además de ser la lengua oficial del Estado –su aspecto más formal–, es la lengua común de todos los españoles y  la única en la que todos pueden comunicarse y cuyo conocimiento por parte de todos los ciudadanos residentes en las comunidades bilingües les permite, en la actualidad, la posibilidad de competir con grandes ventajas en el área más extensa de las comunidades castellanohablantes, precisamente por ser bilingües.” (Herreras, 2006: 376; cursivas de JCMC)

El carácter excluyente del nacionalismo lingüístico español se ve perfectamente en la expresión del segundo de los pasajes según la cual el español es la única [lengua] en la que todos pueden comunicarse. Es posible que sea verdad que el español es la única lengua en la que todos los ciudadanos españoles se comunican de hecho, dado que la educación de muchos de estos ciudadanos, desde hace siglos, ha dado la espalda al reconocimiento de cualquier realidad lingüística del Estado español distinta de la castellana. Sin embargo es palmariamente falso que el español sea la única lengua en la que se pueden comunicar todos los ciudadanos del Estado español. Esto es así porque todas las lenguas de este Estado español menos una (el euskera) son lenguas romances y, por consiguiente, están estrechamente emparentadas. Esto significa que, mediante la vía de una educación adecuada, todo castellano hablante está capacitado para que pueda entender con poco esfuerzo el gallego, el asturiano, el catalán o valenciano o el aragonés. Sabemos que, al menos desde la Edad Media, los gallegos, los valencianos o los aragoneses, partiendo de sus lenguas propias, han sido capaces de entender a los castellano-hablantes; más aún, han sido capaces de hablar castellano. ¿Por qué, entonces, los castellanohablantes no habrían de ser capaces de al menos entender –voy a dejar de lado el hablar– las demás lenguas romances peninsulares? ¿Es que acaso el castellano es más fácil de entender que otras lenguas romances? ¿Es que acaso los castellanos están menos dotados para entender otras lengua romances que los gallegos, catalanes, valencianos, asturianos y aragoneses? Las únicas respuestas no racistas a estas preguntas sólo pueden ser negativas.

Partiendo, entonces, de esa respuesta negativa a la última pregunta formulada, podemos deducir fácilmente que, por ejemplo, el gallego puede ser perfectamente una lengua de comunicación entre todos los ciudadanos españoles en el siguiente sentido. Un gallego o valenciano podría hablar en gallego o en valenciano en todo el territorio del Estado español y ser entendido sin dificultad por todos los castellano-hablantes. Esto es perfectamente posible y factible y hasta socialmente razonable y, desde luego, aconsejable.

Por consiguiente, es falsa la idea de que el español sea la única lengua en la que todos los ciudadanos españoles pueden comunicarse. El gallego, el catalán o valenciano, el asturiano o el aragonés, todas lenguas romances, también tienen esa posibilidad, mal que le pese al nacionalismo lingüístico español, que es, aunque las apariencias parezcan indicar lo contrario, claramente excluyente.

Con todo, el nacionalismo lingüístico español insiste en los siguientes puntos: 

–El castellano nunca se ha impuesto y cuando se intentó imponer, ello fue poco operativo pues ya era la lengua común. 

–Toda acción de promoción y afianzamiento del castellano es legítima y necesaria, porque es la lengua común, la lengua nacional. 

–Ninguna acción a favor del castellano es impositiva, ni vulnera derecho alguno.

El siguiente pasaje insiste en la primera de las ideas:

“Lo que sostengo es que los intentos de imponer el castellano, cuando existieron, llegaron tarde, no fueron ni continuados ni sistemáticos, y se vieron obstaculizados por mil avatares. […] La prueba definitiva de la débil imposición del castellano la dan hoy varios millones de hablantes de catalán, gallego y vasco.” (Lozano,2005: 101-102; cursivas de JCMC)

Las ideas anteriores son el haz de un envés muy tenebroso, que incluye ideas como las siguientes: 

–Las demás lenguas de España son menos entendibles que el castellano. 

–Las demás lenguas de España están menos unificadas y están más dialectalizadas que el castellano. Por ello, dificultan la comunicación de forma más o menos notable. 

–Las demás lenguas de España son menos útiles

 –Las demás lenguas de España limitan, empobrecen y aíslan a las personas. 

–No conocer estas lenguas no es un déficit importante. En todo caso, es un lujo caprichoso prescindible aprenderlas y usarlas.

De las que se derivan las siguientes: 

–Las acciones de promoción de las lenguas diferentes del castellano son siempre impositivas y suponen un atropello de los derechos individuales y un ataque directo e intolerable a la lengua común. 

–La promoción de las lenguas diferentes del castellano es ilegítima, innecesaria, excluyente, particularista y pretende socavar la lengua común. 

–La obligación de conocer esas lenguas es intrínsecamente reprobable y constituye un atropello intolerable.

Las siguientes palabras radican en los anteriores supuestos que consideran que la promoción de las lenguas distintas del castellano es impositiva y excluyente:

“Aprender y usar la lengua local, considerarla lengua propia en exclusiva implica negar que a lo largo de los siglos el castellano también ha formado parte de su cultura. Así se cierra la puerta del bilingüismo […] y  se facilita la exclusión de los otros […] los que no hablan la lengua propia.” (Lozano,2005: 167; cursivas de Lozano, negrita de JCMC)

Según otros autores esto pone en peligro al castellano y crea una situación de extrema gravedad:

“Poner las lenguas comunes en situación de castigo y persecución es caminar hacia atrás, es pura regresión. Es un mal para todos. […] Es crear limitaciones regresivas de grave repercusión.[…] El español tiene problemas en España. Es bien conocido. Ante una situación que ha sido creada artificialmente, ha llegado el momento de exigir una solución al problema. Pero nadie se atreve.” (Lamela, 2008: 130-131)

Las dos citas anteriores son de dos libros escritos por una periodista y un arquitecto, que se tienen aquí en cuenta para mostrar el hecho de que la ideología del nacionalismo lingüístico español está implantada en los ámbitos generales de la opinión pública autorizada y de los medios de comunicación de masas. Sin embargo, podemos encontrar pasajes similares en obras escritas por profesionales de la lingüística. El libro citado de Herreras es un ejemplo paradigmático de cómo ha penetrado este discurso corrosivo del nacionalismo lingüístico español en el ámbito académico moderno. Para mostrarlo voy a citar y comentar algunos párrafos de la conclusión de esta obra:

“Si es cierto que el aprendizaje de la lengua autonómica puede favorecer la integración dentro de la sociedad, no lo es menos que puede ser también un factor de discriminación que dificulte el éxito escolar del alumno en esa comunidad y, por consiguiente, el éxito social, tanto dentro de esa comunidad como fuera de ella.” (Herreras,2006: 364-365; cursivas de JCMC)

Este razonamiento se aplica a la lengua autonómica pero no a la lengua española. Esta última no parece ser ni haber sido nunca un factor de discriminación que dificulte el éxito escolar. ¿No lo ha sido durante los siglos en los que los hablantes nativos gallego hablantes, euskaldunes y catalanohablantes han sido escolarizados en español? El nacionalismo español lo tiene muy claro: el español nunca ha sido lengua de discriminación ni de exclusión, ni ha sido un estorbo para el éxito escolar. La razón es clara: es una lengua superior a las demás lenguas con las que ha convivido tanto en el ámbito lingüístico como en el social. Más adelante dice este autor:

“Por todo ello pensamos que imponer, en la actualidad, una enseñanza monolingüe en lengua autonómica en las comunidades bilingües supondría un engaño, además de un retroceso y una contradicción.” (Herreras, 2006: 374; cursivas de JCMC)

Afirmaciones como ésta se desprenden del ideario del nacionalismo lingüístico español que he apuntado en esta sección. La enseñanza monolingüe de una lengua distinta del español es un engaño, un retroceso y una contradicción. Sin embargo, la enseñanza monolingüe en español es sincera (no es un engaño), es un avance (no un retroceso) y es coherente (no es contradictoria). Se podría argumentar que Herreras se refiere sólo al momento actual. Aun concediendo esto, ¿en qué época o período habría que conceptuar la enseñanza monolingüe en español como un engaño, un retroceso y una contradicción? El nacionalismo lingüístico español lo tiene muy claro: nunca. La lengua española siempre ha sido una lengua sincera, progresiva y coherente y las demás lenguas han ido asociadas al engaño, al atraso y a la contradicción. Un último apunte en la misma dirección lo podemos ver en el siguiente pasaje del libro de Herreras:

“Es cierto que imponer una enseñanza monolingüe en lengua autonómica no hará perder a todos los ciudadanos de las comunidades bilingües este instrumento de comunicación tan importante que es el español. Con toda seguridad, los más dotados económicamente podrán suplir esta carencia del sistema de enseñanza en su comunidad de origen, enviando a sus hijos, como ya se hace, a estudiar a otros lugares de España, pero la inmensa mayoría se verá condenada por sus escasos recursos económicos, a un monolingüismo reductor, hipotecando así en gran parte sus posibilidades de futuro.” (Herreras,2006: 377, cursivas de Herreras, negrita de JCMC)

En este pasaje tenemos un compendio en verdad elocuente de los tópicos principales del nacionalismo lingüístico  español. Primero, el español es un instrumento de comunicación importante, parece que más o mucho más que el gallego, el euskera o el valenciano. He aquí el tópico de que el español es una lengua más comunicativa, más entendible que las otras lenguas de España. No enseñar español o en español es una carencia grave. No enseñar en catalán o valenciano, gallego, asturiano o euskera no parece una carencia tan grave, incluso no parece una carencia en absoluto. El monolingüismo en las lenguas diferentes del castellano es necesariamente reductor, frente al monolingüismo en español, que parece ser ampliador. El monolingüismo en español es una riqueza, frente al monolingüismo en catalán o valenciano, gallego o vasco, que es una hipoteca.

Queda clara la posición del nacionalismo lingüístico español. Todo lo que no sea predominio absoluto y total del castellano sobre las demás lenguas de España es excluyente, limitador, atentatorio contra los derechos individuales, empobrecedor, particularizador y regresivo. Todo lo que sea la promoción de ese dominio del castellano será beneficioso,  progresivo, liberador, enriquecedor, universalizador y protector de los derechos individuales. Creo que hay razones más que suficientes para expresar en estos términos tan radicales la ideología del nacionalismo lingüístico español en sus formas de manifestación actuales: el examen detenido y crítico de muchos de los discursos públicos informados por esta ideología, tanto los especializados como los dirigidos al público en general, no dejan lugar para una caracterización más moderada.

6. CONCLUSIÓN
A lo largo de las páginas anteriores, he pasado revista a cuatro de los principales tópicos del nacionalismo lingüístico español tal como se formulan en la actualidad. He intentado mostrar, de modo breve, que ninguno de esos cuatro tópicos tiene una base lingüística real, sino que se fundamentan en determinadas manipulaciones interesadas de diversos aspectos empíricamente verificables. Estas manipulaciones, algunas de las cuales he intentado hacer evidentes en este artículo, ponen de manifiesto una ideología profunda-mente nacionalista de carácter excluyente y retrógrado. Siglos de imposición del castellano en todo el territorio del Estado español han propiciado que esta lengua sea la más usada en la actualidad. Este es un hecho objetivo que no se puede negar. Ahora bien, la ideología del nacionalismo lingüístico español lo aprovecha para asignar a la lengua castellana una serie de bondades que, en realidad, se derivan de una convergencia de circunstancias socio históricas contingentes y no de ninguna supuesta superioridad de esa lengua sobre las demás lenguas del Estado español. Esa supuesta superioridad se utiliza para presentar la lengua castellana como fácilmente asimilable y con un alto valor comunicativo (para explicar su supuesta expansión natural), como especialmente progresiva (permite el progreso y el avance social), como especialmente moderna y útil en la sociedad actual (permite la comunicación en todos los ámbitos de la sociedad moderna), como lengua de entendimiento y concordia (permite el entendimiento entre todos y evita los malos entendidos) o como lengua global (permite la comunicación con otros países más allá del Atlántico). Pero esta ideología tiene un reverso extremadamente oscuro, ya que esa caracterización del castellano es inseparable de una concepción de las demás lenguas que va justamente en sentido opuesto. Esas otras lenguas de España son menos fáciles de asimilar y tienen un bajo valor comunicativo (se explica así su ámbito local), son regresivas (no permiten el progreso y el avance social, sino que nos sumen en el localismo y el retroceso cultural), están anticuadas y son poco útiles en la sociedad actual (no permiten la comunicación eficiente en todos los ámbitos de la sociedad moderna), son lenguas de incomprensión y discordia (impiden el entendimiento entre todos y producen malos entendidos) y son lenguas estrictamente locales (no permiten ir  más allá de un pequeño territorio). Las inquietudes, desazones y desvelos, que hemos visto reflejados en las citas que he ido aportando a lo largo de este artículo, ponen de manifiesto este lado oscuro de una ideología que, lejos de luchar en favor de la promoción de las lenguas que se han visto limitadas y reducidas por la imposición contingente del castellano, intenta justificar y contribuir al mantenimiento de esa situación de desequilibrio mediante las supuestas esencias lingüísticas de esa lengua tan privilegiada. La alabanza de la lengua propia, en este caso, sigue sirviendo de coartada para la justificación de un etnocidio lingüístico que, por fortuna, en muchos casos todavía no se ha podido llevar a cabo hasta sus últimas consecuencias.

Que, contra lo que se suele afirmar, este tipo de nacionalismo lingüístico español existe, creo que se puede deducir fácilmente del contenido de muchos discursos de personalidades e instituciones representantes de instancias culturales de gran relevancia en el  Estado español actual (Moreno Cabrera, 2008). En este breve trabajo me he limitado a esbozar algunas pistas para su correcta caracterización y valoración.

7. BIBLIOGRAFÍA
BINOTTI, L. (1995): La teoría del “Castellano Primitivo”. Nacionalismo y reflexión lingüística en el Renacimiento español.Münster: Nodus Publicationen.
HERRERAS , J. C. (2006):  Lenguas y normalización en España. Madrid: Gredos
LAMELA, A.(2008):  El idioma español y su futuro. Madrid: Espasa.
LOZANO, I. (2005):  Lenguas en guerra . Madrid: Espasa.
MORENO CABRERA, J. C. (2008): El Nacionalismo lingüístico. Una ideología destructiva. Barcelona: Península.
NIETO VIGUERA , J. A. (2007): Glosas Emilianenses. Cuna de la Lengua Castellana . León: Edilesa.
PENNY, R. (2004): Variación y cambio en español. Madrid: Gredos. 
– –(2006): Gramática histórica del español. Barcelona: Ariel.

VV.AA.(1999): Agenda para el año 2000. La lengua castellana y la escritura. La Rioja: Edición y Diseño D&B.

jueves, 28 de noviembre de 2013

¿De qué "español" hablan? (1)

El siguiente trabajo, que se ofrece en este blog en dos días consecutivos, fue presentado por Juan Carlos Moreno Cabrera (1956), lingüista español y catedrático de Lingüística General en la Universidad Autóma de Madrid, durante el I Simposi Internacional sobre Situació i Perspectives del Plurilingüisme a Europa (València 2008).

De la cuna a la cuña.
Brevísima relación del nacionalismo lingüístico español
(Primera parte)

1. INTRODUCCIÓN
Las ideologías lingüísticas centradas en la promoción de una lengua determinada crean un discurso de carácter mitológico que intenta presentar la lengua en cuestión como superior a los demás idiomas con los que convive y justificar suposición dominante o ventajosa sobre ellos. En este artículo me voy a ocupar de algunos de los tópicos principales del nacionalismo lingüístico español, que, lejos de constituir una postura marginal o residual, propia de grupos o personas exaltados, conforma un corpus muy bien articulado y desarrollado de conceptos promovidos por las instituciones del Estado español y presentados como características inherentes, naturales e indiscutibles de la lengua española supuestamente basadas en el sentido común. Voy a mostrar que esos tópicos se apoyan en presupuestos falsos, para lo cual basta echar mano de la ciencia lingüística moderna.

Hay que advertir que, en general, estas ideologías se suelen fundamentar en una serie de hechos empíricos indiscutibles para, sobre su base verificable, construir todo un conjunto de ideas propagandísticas que presentan esos hechos empíricos constatables como naturales e inevitables. El caso más frecuente consiste en que, después de que una lengua, mediante la imposición, ha ampliado su territorio de forma muy importante (como ha ocurrido con el inglés, el francés, el español o el portugués), se toma el hecho objetivamente verificable de que esa lengua goza de un número de hablantes enorme y de un uso muy notable, como patente de corso para asociar esa lengua con una serie de cualidades inherentes, que la hacen intrínsecamente superior a las demás lenguas con las que convive en ese territorio ampliado. De esta manera, las valoraciones ideológicas de la lengua queda aparentemente justificadas y son presentadas como propiedades necesarias e inevitables de ella.

En este artículo voy a examinar cuatro de los tópicos típicos del nacionalismo lingüístico español. En primer lugar, hablaré sobre la idea del nacimiento de la lengua española materializada a través de la metáfora de la cuna. En segundo lugar, examinaré el tópico de la presunta conversión del castellano en español a través de su extensión geográfica, ilustrada mediante la imagen de la cuña. En terce lugar, voy a comentar otro de los tópicos preferidos del nacionalismo lingüístico español: el que hace referencia a las cinco vocales, como garantes de su facilidad de aprendizaje y manejabilidad práctica. En cuarto lugar, trataré lo que es, sin duda, el tópico más importante de la versión moderna del nacionalismo lingüístico español. Se trata del concepto de español como lengua común, en el que se explota de forma más clara el mecanismo de justificación de una ideología lingüística a través de una determinada base empírica, que acabo de esbozar.

2. LA CUNA DEL ESPAÑOL: EL ACTA DE NACIMIENTO DE LA LENGUA CASTELLANA

Es un tópico muy extendido dentro de la opinión pública española que los primeros testimonios escritos del castellano –y, por tanto, del español– están en las Glosas Emilianenses. He aquí tres muestras entre muchas otras que sepodrían aportar:

“El castellano, cuyos primeros balbuceos aparecen en las Glosas Emilianenses, en torno a los siglos X y XI, es el idioma común de una veintena de naciones. Forma nuestro patrimonio cultural másextenso y constituye nuestra auténtica patria espiritual.” (VV.AA.,1999:9; cursivas de JCMC)

“Su trabajo [el del glosador] le ha valido una sonora recompensa, pues los siglos quisieron conservarlo hasta llegar a nosotros como el primer testimonio escrito en lengua castellana: las Glosas Emilianenses” (Lozano,2005: 78; cursiva de Lozano, negrita de JCMC)

Nuestra lengua escrita se alumbró en San Millán de la Cogolla.[…] Los inicios del ‘castellano’surgen del valle de San Millán.” (Lamela, 2008: 48; cursivas de JCMC)

En estas breves citas podemos ver una expresión quintaesenciada de la ideología nacionalista del español que, partiendo del dato falso de que en las Glosas Emilianenses encontramos los primeros testimonios del castellano, asocia esta acta de nacimiento con el concepto de lengua común, tal como podemos comprobar en la primera de las citas, que es otro de los principales tópicos de este nacionalismo, que examinaré en la sección quinta del presente artículo.

Además, estas humildes y breves glosas son ensalzadas de forma desproporcionada para dar la máxima importancia a estos supuestos inicios del castellano:

“Pocos casos hay en la historia de la humanidad en que un grupo tan reducido de palabras haya producido semejante torrente de saber y de cultura. Y esto ha sucedido en San Millán de la Cogolla.” (Nieto Viguera, 2007: 87)

No voy a hacer referencia ahora a la falsedad del dato de que las Glosas Emilianenses son el primer testimonio escrito de castellano, porque ya lo he comentado en otro lugar (Moreno Cabrera, 2008: 165-167). Lo importante es constatar que la ideología del nacionalismo español intenta asociar esta lengua con el nacimiento de una nación y, por ello, es fundamental que esa nación sea anterior a cualesquiera de las otras naciones situadas en el Estado español o, si no es anterior, al menos, es lo suficientemente pujante culturalmente para que su lengua sea la primera en aparecer en un escrito. Un pequeño inconveniente, en este caso, es que en estas glosas aparecen también frases en euskera, aunque esto podría ser una ventaja para la ideología del nacionalismo lingüístico español, ya que, dado que el euskera no es una lengua romance, el hecho de que los supuestos primeros testimonios del castellano aparezcan junto a los de una lengua no romance, ni siquiera indoeuropea, son un claro indicio de antigüedad y precocidad sobre otras lenguas romances. En esa dirección parece apuntar el siguiente comentario:

“Pero la gloria de San Millán no acaba ahí. En ese mismo monasterio donde tanto se confiaba en Dios para alcanzar la vida eterna, otro hombre, o tal vez el mismo, copió dos glosas en otra de las lenguas habladas en la zona, el vasco, dejando así de forma imperecedera la huella de su pluma también en los escritos más antiguos, no epigráficos, conservados en esa lengua.” (Lozano, 2005: 78-79)

Ese supuesto carácter de mayor antigüedad y abolengo en la lengua escrita del romance castellano sobre los demás romances de la Península es un resto ideológico de la teoría del castellano primitivo característica de la etapa renacentista del nacionalismo lingüístico español (Binotti,1995),según la cual el castellano era incluso anterior al latín, supuesto manifiestamente incompatible con nuestros conocimientos lingüísticos actuales. Sin embargo, como acabamos de comprobar, la ideología nacionalista no tiene inconveniente en manipular la interpretación de los primeros testimonios escritos en lengua romance para dar a la lengua española una preeminencia sobre las demás lenguas romances desde los primeros testimonios escritos. Que se trata de una operación puramente propagandística se ve de forma clara en el libro de Nieto Viguera (2007) titulado Glosas Emilianenses. Cuna de la lengua castellana y en el que se afirma lo siguiente:

“Mas las glosas, en su mayoría, ya no son latín, se trata de otras formas, de otros modos de comunicarse, de otra nueva lengua, aunque todavía no sea el ‘castellano’ o el español, como prefieran otros.” (Nieto Viguera, 2007: 75; las comillas son de Nieto Viguera)

Si este autor afirma que las glosas no son todavía castellano o español, el subtítulo del libro en el que se encuentra esta afirmación no tiene más que –suele ocurrir habitualmente con los títulos de los libros– una función puramente propagandístico-educativa que se contradice con lo afirmado en la obra que presenta y que el propio autor caracteriza de forma clarividente al principio del libro:

“Para que usted no se vaya defraudado hemos escrito estas páginas sobre las Glosas. Y al redactarlas hemos pensado en el visitante normal, que no tiene especiales inquietudes lingüísticas o históricas, que ha oído hablar de ‘San Millán, cuna de la lengua’, de las ‘Glosas Emilianenses’ o de la Rioja, como lugar del nacimiento del castellano, y que desea una información cumplida sobre el significado de esta especie de eslogan publicitario que le ha traído hasta San Milán.” (Nieto Viguera, 2007: 4; cursivas de JCMC)

Es una pena que el lector tenga que esperar hasta la página 75 (de las 95 de que consta el libro) para hacerle saber la falsedad de ese eslogan publicitario. Resulta curioso y revelador que, a partir de la página 81 hasta el final del libro, en donde se pondera la importancia de estas Glosas Emilianenses, se habla de nuestra lengua al referirse a esas glosas y se afirma:

“Partamos de una realidad perfectamente verificable: entre nosotros ha sido una constante histórica que nuestra lengua, en momentos críticos de maduración, ha sentido la necesidad de reafirmarse y dejar constancia de su capacidad como medio adecuado de expresión en su forma escrita o gráfica, no hablada.” (Nieto Viguera, 2007: 81)

Es decir, al hablar sobre la importancia de las Glosas Emilianenses se reafirma precisamente uno de los tópicos principales del nacionalismo lingüístico español: el español tiene una capacidad perfectamente verificable para ser un medio adecuado de expresión escrita desde los primeros testimonios  escritos: da igual que las Glosas Emilianenses no estén escritas en esta lengua, tal como había afirmado el autor unas pocas páginas antes.

3. LA CUÑA Y LA SUPUESTA CONVERSIÓN DEL CASTELLANO EN ESPAÑOL
Otro de los tópicos esenciales del nacionalismo lingüístico español es la supuesta conversión de la variedad lingüística castellana en una lengua completa y desarrollada denominada español. Esta idea lleva a decir a algún autor que el castellano ya no existe porque sus hablantes decidieron abandonarlo para usar sólo la lengua española común:

“Por supuesto, el «castellano» también es una lengua española, tristemente ya desaparecida al haber sido sustituida, a lo largo de los tiempos, de manera total y absoluta, por el idioma nacional, el «español» […]. Ha sido una renuncia que no se ha sabido valorar y agradecer todavía a los castellanohablantes y a sus respectivos territorios” (Lamela, 2008: 69-70)

Esta conversión va asociada a la expansión del castellano por toda la Península, a su adopción por poblaciones de habla no castellana y a los procesos de koineización y mezcla que acabaron por convertir el castellano en una nueva entidad lingüística de calidad superior. No voy a aducir aquí las formas concretas que adopta esta visión del español, que abarca desde la metáfora de la cuña de Menéndez Pidal, o ladel abanico de Amado Alonso, hasta el cambio de forma interior del castellano en su presunta transformación lingüística, porque ya lo he hecho en otro lugar (Moreno Cabrera, 2008:87 y siguientes).

Ante ello conviene decir que el castellano medieval no se ha transformado en otra lengua superior, sencillamente porque sigue existiendo en la forma de castellano moderno que, sin duda alguna, procede de ese castellano medieval. Lo que aprovecha aquí la ideología nacionalista española es el hecho de que la lengua estándar española, tal como es adoptada por el Estado español y por sus instituciones educativas y culturales, es una versión cultivada y elaborada del castellano vulgar moderno. Ello hace que la variedad castellana moderna esté muy próxima, si es que no es casi idéntica, a esa lengua española estándar. Pero esto es así, no porque el castellano se haya convertido en español, sino porque la lengua estándar fundamentalmente escrita que denominamos mediante la expresión español estándar o normativo peninsular no es más que una variedad o registro culto elaborado del castellano vulgar moderno. De aquí podemos deducir que no es cierto, como dicen los apóstoles del nacionalismo lingüístico español, que el castellano vulgar moderno es un dialecto del español, sino que ocurre exactamente todo lo contrario: el español estándar normativo no es más que una variedad culta del castellano moderno:

“No tiene sentido, por tanto, decir que las variedades orales empleadas en, pongamos por caso, Soria o La Mancha son «dialectos del español», ya que esto implica una falsa relación histórica entre cada una de esas variedades y el español (esto es, la lengua estándar que tuvo su origen en el dialecto de Burgos, transferido más tarde[con modificaciones] a Toledo durante la Reconquista y finalmente codificado después como la lengua de Castilla y posteriormente del Estado español).” (Penny, 2004: 38)

Tampoco es cierto que el castellano moderno haya desaparecido ni que los castellano hablantes hayan renunciado a su lengua para pasar a ser hablantes del español, como se afirma en la cita que inicia esta sección. Esta absurda idea sólo puede tener un propósito: la indicación de que los hablantes de lenguas distintas del castellano deben también renunciar ausar su lengua propia para adoptar la lengua común, como hicieron supuestamente los castellanos con el español.

(continúa mañana)

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Una de diccionarios

Traductora española de ensayo y humanidades en lengua francesa, además de profesora de traducción en la Universidad Pontificia Comillas de Madrid y traductora e intérprete jurada, Alicia Martorell publicó hoy, en El Trujamán, la siguiente columna sobre a un tema que a todos los traductores interesa. Nos regocija saber que no se menciona al DRAE, que, como Borges solía decir, es “un cementerio de palabras”

El orden alfabético

He pasado la mayor parte de mi vida profesional coleccionando diccionarios: las visitas a las secciones especializadas de las librerías y a los libreros de viejo han constituido durante años seña de identidad y signo de reconocimiento entre colegas.

Los tengo de los temas más variados: textiles, arquitectura, matemáticas, cine, meteorología, informática… Llenan más de dos metros lineales de librería.

Sin embargo, tengo que reconocer que ya casi no uso la mayoría de ellos.

Los veo en los estantes acumulando polvo y me duelen las horas pasadas acaparando, descubriendo en rincones ignotos, transportando y clasificando esos sacos cargados de palabras, pero mis hábitos de trabajo han cambiado.

Los bilingües, salvo excepciones (que casi siempre son glosarios normativos o algunos pocos de estructura y calidad excepcional), se quedaron hace mucho en la cuneta. ¿Cómo va a ser posible casar dos términos en dos idiomas sin contexto y sin definiciones, sin fuentes y sin referencias? En otros tiempos, no había otra cosa, así que no me horrorizaba como ahora aceptar que dos términos significaban lo mismo sin saber ni siquiera qué significaban.

Otros simplemente se han quedado obsoletos, pero eso ya es más normal: las técnicas evolucionan o simplemente desaparecen y son sustituidas por otras.

Otros, que quizá fueron mi única guía para un tema determinado, demostraron con el tiempo su carácter cojitranco. Ahora los miro y me pregunto cómo no vi que no valían un pimiento. Quizá por eso: porque no tenía otra cosa.

Algunos los sigo usando tanto como antes: son los diccionarios enciclopédicos, los que son autoridad en un tema determinado, los más especializados. Todos son monolingües sin excepción y tratan de botánica, filosofía, historia, conceptos jurídicos, mitología… Hace mucho que les hice el honor de sacarlos del estante de los diccionarios y colocarlos en el estante de su especialidad, que es donde deben estar.

También conservo y sigo usando todos los días los diccionarios de la lengua pero, salvo el María Moliner, que prefiero en la edición previa al innecesario lavado de cara, todos se pueden consultar en línea. Los de carácter lingüístico: etimológicos, de sinónimos, de anglicismos, de términos griegos o latinos, de topónimos… también son herramientas cotidianas.

Y el más querido, el de todos los días, el que me ayuda a escribir mejor, a ampliar mi vocabulario, a despegarme del original: el Corripio. Ya lo he comprado tres veces porque el uso constante lo desloma, pero si tuviera que llevarme un diccionario a una isla desierta es sin duda el que elegiría.

Quizá es que ya no busco por orden alfabético las palabras que necesito para trabajar: las trato de capturar allí donde están pastando con sus semejantes, en los manuales, en los croquis, en los libros de consulta: en su contexto.


martes, 26 de noviembre de 2013

Cómo se ordena una biblioteca/discoteca (VII)

Al cabo de un ciclo que contó con la presencia de Eduardo Stupía, Luis Chitarroni, Diego Fischerman, Sergio Renán, Diana Maffía y Luis Borrero, para la última reunión del año  fueron convocados cuatro grandes coleccionistas de discos de jazz, todos clientes de Minton's, la mayor y más antigua disquería especializada en el género. Se trata de Horacio Barreriro, Martín Carrizo, Sergio Choren y Marcos Hadida, todos ellos poseedores de importantes discotecas. Con ellos, se intentará discutir en forma colectiva sobre órdenes y practicidades, sin perder de vista los discos y su significado en las vidas de sus poseedores.

Jueves 28 de noviembre. 19 hs.
CCEBA - Florida 943 (C.A.B.A.). 

lunes, 25 de noviembre de 2013

Un poco de justicia para los andaluces

Acaba de publicarse en España el libro que se anuncia en esta página. Próximamente, más sobre el tema.

¿Es el andaluz un castellano mal hablado?

¿Es el andaluz un castellano mal hablado? Desde luego, así se considera por muchos que ridiculizan la particular forma de expresarse de los andaluces. Nos decían que el buen español era el hablado en Valladolid y a los locutores de los diversos medios de comunicación se les pedía que renunciaran a su acento. Este libro le sorprenderá y le hará reflexionar. ¿Había pensado alguna vez que el actual español puede derivarse de la lengua romance que se hablaba en Al Ándalus y que es conocida como aljamía? ¿Será Andalucía la cuna del actual español? El autor mantiene que las hablas andaluzas —por que son múltiples, pero todas ellas con elementos comunes que las hacen diferenciables— tienen una identidad originaria y una forma especial de pronunciar y construir sus frases. La Bética fue la región más culta y romanizada de la Península. También la más poblada. Es lógico que en ella tuviera lugar la más influyente evolución del latín, hasta convertirse en romance, enriquecido posteriormente por expresiones árabes hasta dar nacimiento a la aljamía que los llamados mozárabes llevarían al norte de la península. ¿Por qué, si no, el actual español contiene miles de palabras de origen árabe? Tomás Gutier se muestra muy crítico con las autoridades que han perseguido la lengua andaluza y que han condenado al pueblo andaluz a un retraso crónico, a la dependencia y a la permanente humillación.

Tomás Gutier (Tomás Gutiérrez Forero), nace en Andalucía, en el ecuador del siglo pasado, de padre cántabro y madre andaluza. Durante sus estudios toma conciencia de la marginación a la que Andalucía ha sido sometida y no se resigna a ello. Un grito de rebeldía interior le hace bucear en los orígenes de la identidad andaluza. A partir de ahí, abrazó la causa andalucista y la defensa de la nación andaluza. Colaborador en distintas publicaciones. Promotor, desde la Bahía de Cádiz, de medios alternativos de comunicación. Participante activo en cuantas iniciativas se crean a favor del pueblo andaluz, le gusta definirse como un andaluz de conciencia. Compagina su trabajo en empresas de tecnología con su actividad de escritor. Es miembro del Centro de Estudios Históricos de Andalucía. Ha publicado los libros, Sin ánimo de ofender y con Almuzara,Con permiso ¡Viva Andalucía libre! 

viernes, 22 de noviembre de 2013

Ahora que se acercan las Navidades, Vladimir Ehrenhaus, desde los Urales, se pone sentimental

Desde una cabaña en los Urales nos llega esta larga columna del camarada Andrés Ehrenhaus, escrita mientras untaba unos blinis con los correspondientes huevos de esturión. 

 Por el libre acceso a la cultura: ¡abajo la propiedad (intelectual)!
  
Ahora que estamos nuevamente inmersos en la cuestión de los derechos de autor de los traductores y se proyecta detrás la siempre controvertida sombra de la propiedad intelectual de las obras, cobra renovada vigencia el transitado tema del acceso libre a la cultura y la socialización de esa propiedad que algunos defendemos aparentemente como gato panza arriba ante el inevitable y arrollador empuje de los modelos modernos de circulación de contenidos. Resulta sin duda atractiva la posibilidad de tener todo lo que otros han creado al alcance del dedo índice y poder disfrutar de las innúmeras delicias de la inteligencia humana sin necesidad de pagar por ello. Es una perspectiva tan halagüeña y emancipadora que uno se siente más libre con sólo imaginarla. De hecho, tampoco hay que imaginar mucho: hoy en día se accede con enorme facilidad a un enorme abanico de contenidos. Y sin pagar ni un sope, real, mango, duro, bolívar o sol.

Abajo la propiedad privada, entonces. Cultura para todos. No más barreras de clase. Los traductores, en tanto autores de obras que se inscriben en el campo de la cultura, deberían acogerse alegre y solidariamente a esta corriente liberadora y dejar de poner trabas neoliberales a quienes necesitan y gozan del fruto de su, por otra parte, loable y a menudo desapercibida labor. ¿No comprenden acaso que le están haciendo el juego a sus verdugos, que se empeñan en defender intereses ajenos? ¡Los traductores están del lado del público! ¿O negarán acaso que el acceso libre a infinidad de contenidos beneficia y facilita enormemente su desempeño? Les ahorra tiempo y les ofrece un vasto campo virtual de informaciones, documentos y memoria, la cual cosa redunda evidentemente en la calidad de sus traducciones. Pretender otra cosa es como afirmar que la luna es de queso o la tierra plana. Estamos en otra era, señores, ¡por favor! ¿Y qué posibilita esta panacea? La creciente liberación y socialización de contenidos.

Bien. Es cierto que quedarían por resolver algunos detalles mínimos. Detalles, diríase, antipáticos, fastidiosos, de una índole demasiado prosaica frente a la diáfana espiritualidad de lo que se avecina y en muchos casos ya es una realidad incontestable. La cultura es de todos, caramba. De todos sin excepción. Al menos, de todos aquellos que posean un aparatejo capaz de conectarse a las redes virtuales de información y hayan pagado para acceder a ellas a través de un operador o administrador de frecuencias. Pero, eso sí, de todos ellos sin excepción. Lo cual no deja de ser una nimiedad, porque ¿quién no posee hoy en día un aparatejo y no tiene los escasos céntimos o centavitos que cuesta una conexión? ¡Hay que pagar tan poco por tener tanto que hasta casi parece que nos lo estuvieran regalando! ¿Cómo no pagar con una sonrisa en los labios? ¿Cómo no estar dispuestos a abonar los periódicos aumentos insustanciales, a aceptar las condiciones maravillosas, a entender, compartir y estimular la necesidad de mejorar constantemente la calidad y virtudes de los aparatejos en virtud de una constante mejora de la libertad de acceso? ¿Cómo negarse a adquirir nuevos modelos de artefactos, si son progresiva y alucinantemente más baratos e indescriptiblemente más perfectos? Es increíble que quienes aún defienden los vetustos principios de la propiedad intelectual sean refractarios a argumentos tan poderosos y se opongan tozudamente (¡y pensar que se consideran intelectuales!) al avance emancipador de la historia.

¿Qué decíamos de los detalles sin resolver? Nada de eso. Ante tamaña promesa de bienestar espiritual no hay detallito que valga. Abajo, digámoslo una vez más, las leyes de propiedad intelectual. ¿Qué es eso de poseer un bien del ingenio? ¡Ni hablar! El verdadero creador, el creador pleno, generoso, comprometido con su tiempo, su obra y su don, debe poner lo que produce al abasto de todos sus semejantes y no retenerlo mezquinamente hasta tanto no se le abone a cambio vaya a saber qué ridícula suma. El arte no se negocia. Y la cultura, menos. Es inconcebible, qué digo, es vergonzoso e incluso repugnante ver a un creador convertido en mercachifle de su creatividad, corrompido por el dinero y la vil naturaleza de los intereses más terrenales. ¡Qué asco, señores, qué asco! Creadores supuestamente elevados haciéndole el caldo gordo a los terratenientes de la cultura, a los oligarcas del arte, a los burócratas del espíritu. Qué asco y que gran decepción. Pero esto no es todo. Hay algo más triste aún. Hay algo aún más degradante: los sofismas con los que estos esclavos del capital, estas marionetas al servicio del sistema opresor y deshumanizado pretenden justificar lo injustificable. Argumentos enfermizos que darían risa si no dieran tanta pena. Qué caminos tan retorcidos adopta la miseria humana…

Porque esta gente pretende igualar la propiedad intelectual a la propiedad privada. Pretende comparar la libertad en la cultura al libertinaje de las cosas y los bienes personales. Argumenta que sus creaciones les pertenecen como a uno le pertenecen los artículos que adquiere libremente con su propio dinero. ¡Ja! Habráse visto argumento más infantil. ¡Equiparar un electrodoméstico, por ejemplo, a una obra de creación, un tesoro sin precio que es patrimonio de la humanidad! No, no es casualidad que use este ejemplo, porque en alguna ocasión algún creador engañado ha llegado a decir que si le permitían el libre acceso a los contenidos de las heladeras de los usuarios de su obra, estaría más que dispuesto a permitir el libre acceso a los contenidos de esa obra; he incluso iba más allá, atreviéndose a pedir que le permitieran usar los vehículos, las viviendas, la ropa, ¡las tarjetas de crédito! de quienes aspiraban a acceder gratuitamente a su obra. Qué necedad tan ignominiosa. ¿Qué tendrán que ver los bienes del espíritu con los de la vil materia? Y todo por arañar unos mendrugos… Parece mentira que personas dotadas con la capacidad de generar auténticas obras de arte tengan tan atrofiada la capacidad para entender cuál es su función en la sociedad y actuar en consecuencia. Parece mentira que el destino los haya dotado tanto para una cosa y tan poco para la otra.

Tamaña falta de criterio no hace sino confirmar que no están en condiciones de gestionar esa propiedad que les confieren unas leyes completamente desactualizadas y que lo más sano para todos es que renuncien a poseer aquello que, a pesar de haberlo creado, no alcanzan a saber compartir equitativa y desinteresadamente. ¡Que no esgriman el chantaje emocional de que los artistas, los creadores, los artífices de la cultura también tienen que comer! El verdadero artista es un ser superior, especial, atravesado por un estro divino, que no puede ni debe someterse a los sordos designios y bajos mandatos de la fisiología. Menos aún si es un traductor, cuya tarea es tan delicada, impersonal, etérea y, en la medida de los posible inconsútil si no invisible que cualquier distracción mundana podría desviarlo de la tenue huella del texto original y apartarlo del universo creativo del autor. ¿Qué podemos esperar de un traductor que se preocupa más por el valor monetario de cada palabra que por su valor abstracto? ¿Con qué independencia ética, con qué rigor intelectual, con qué fidelidad puede traducir alguien más preocupado por las papas fritas a caballo que por las ideas? ¿Qué quieren estos tipejos en mi heladera? ¿Con qué derecho se atreven a pedirme el coche? Ciegos ante el paso implacable del progreso, insensibles ante el ejercicio de democracia real que permiten los avances tecnológicos, sordos a los sensatos reclamos de las mayorías, estos altivos personajes prefieren refugiarse cómodamente en sus torres de marfil y vivir a costa de los demás que contribuir como corresponde a la difusión libre y justa de los contenidos culturales. ¡La tarjeta de crédito! ¡Ja! Lo único que faltaba. ¿Con qué pagaríamos entonces los artefactos y las cuotas de conexión con que accederemos gratuitamente a todos los contenidos. Porque ese momento glorioso llegará, créanme. El momento en que todo esté al alcance del consumidor. Vaya si llegará.

Pensar que cuando empecé a escribir esto no las tenía todas conmigo… Pero como ahora sí las tengo, he decidido purgar mis errores anteriores cediendo todos los derechos de este texto original al mundo, a mis congéneres, al porvenir. No hay nada mejor que predicar con el ejemplo. ¡Yo sí regalo mis palabras! Lo que no regalo ni regalaré nunca es mi computadora, mi casa, mi ropa, mi contrato de banda ancha y, mucho menos, el contenido de mi heladera. Muertos de hambre.


jueves, 21 de noviembre de 2013

El SPET también se despide hasta el año que viene

En su última reunión del año, que excepcionalmente tendrá lugar el martes 26 de noviembre a las 18:30 en el Salón de Conferencias del IES en Lenguas Vivas (Carlos Pellegrini 1515), el SPET recibe a la Dra. Andrea Pagni  (foto), quien  disertará  sobre “Estrategias de importación cultural en revistas del modernismo rioplatense”

Andrea Pagni es profesora de literatura latinoamericana en la Universidad de Erlangen-Nürnberg, Alemania. Sus áreas de investigación son la literatura de viajes y la historia de la traducción literaria. Ha publicado, entre otros, una monografía sobre viajeros argentinos a Francia y franceses a Argentina en el siglo XIX (Post/koloniale Reisen, Tübingen 1999), y editado los volúmenes colectivos América Latina, espacio de traducciones (Caracas 2004 y 2005), El exilio republicano español en México y Argentina (Madrid/Frankfurt a.M. 2011), y junto con Gertrudis Payàs y Patricia Willson Traductores y traducciones en la historia cultural de América Latina (México D.F. 2012 [verSPET 071]); es además autora de numerosos artículos sobre la la traducción literaria en América Latina y ha traducido a Kleist, Kafka, Hoffmann y Rilke al castellano. Integra el consejo editorial de la revista Iberoamericana y es miembro fundador de la Asociación Latinoamericana de Estudios de Traducción e Interpretación (ALAETI).

Lecturas sugeridas
 --Wilfert-Portal, Blaise: “Cosmopolis et l’homme invisible. Les importateurs de littérature étrangère en France, 1885-1914”, en Actes de la Recherche en Sciences Sociales, Le Seuil, núm. 144, 4/2002, pp. 33-46 (disponible en versión online). (En castellano : “Cosmópolis y el hombre invisible. Los importadores de literatura extranjera en Francia, 1885-1914”. Trad. de Gabriela Villalba).

--Bourdieu, Pierre: “Les conditions sociales de la circulation internationale des idées”. En: Actes de la recherche en sciences sociales. Vol. 145, diciembre 2002, La circulation internationale des idées, pp. 3-8 (versión online disponible en la página persee). (Traducción al castellano en Bourdieu, Pierre: Intelectuales, política y poder. Trad. de Alicia Gutiérrez. Buenos Aires: Eudeba, 2009, pp. 159-170.)

Quienes confirmen su asistencia recibirán por correo electrónico el material de lectura sugerida para este encuentro (en castellano). A partir del 13 de noviembre también estará disponible en la fotocopiadora del Lenguas Vivas (en el subsuelo, junto a la Biblioteca central).

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Última actividad del año

El miércoles 20 de noviembre, a las 17 hs., en la Sala “Leopoldo Lugones”, de la Academia Argentina de Letras (Sánchez de Bustamante 2663, casi llegando a la Av. Libertador, C.A.B.A.), con entrada libre y gratuita, y el auspicio del Club de Traductores Literarios de Buenos Aires, tendrá lugar una mesa redonda con la presencia de Andrés Ehrenhaus y Marietta Gargatagli a propósito de “Traductores en la Argentina y España”.  

martes, 19 de noviembre de 2013

Cierre del año en el CCEBA con Julia Benseñor

Ayer, luego de cinco años de insistentes pedidos, se logró que Julia Benseñor, co-fundadora del Club de Traductores Literarios de Buenos Aires, se decidiera subirse a la tarima y hablar de su experiencia como “Una traductora de dos mundos”. La espera valió la pena: lo hizo con talento e inteligencia como puede verse y oírse en http://www.ustream.tv/recorded/40895126 . El público y su socio, agradecidos.

Argentina, esposa y madre de familia, Julia Benseñor es traductora literaria y técnico-científica, recibida en el Instituto de Enseñanza Superior en Lenguas Vivas “Juan Ramón Fernández”. Además es traductora pública en inglés, por la Universidad del Museo Social Argentino. Por su trabajo, ha recibido el Tercer Premio a la Traducción Científico-Técnica del Conosur 2001-2002 organizado por Unión Latina. Ex docente del Traductorado Literario y Técnico Científico, INES Lenguas Vivas es co-fundadora del Club de Traductores Literarios de Buenos Aires (2009). Se desempeña como traductora freelance para distintas organizaciones internacionales y nacionales. Entre los autores que ha traducido se menciona a Charles Chaplin, Ray Bradbury, Saul Bellow y Ring Lardner.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Los checos pagan su deuda

Anežka Charvátová
Hace casi un año, en el sitio de Radio Praha, se publicaba la siguiente información referida a la publicación de un clásico de Guillermo Cabrera Infante: “El glorioso boom de la literatura hispanoamericana cumple medio siglo de vida estos días mientras algunos de los títulos indiscutidos de ese período recién empiezan a ser traducidos al checo. Es el caso de Tres Tristes Tigres, novela que convirtió el habla más coloquial de La Habana en lenguaje literario y que en diciembre publica la editorial Fra, con traducción de Anežka Charvátová”.

República Checa paga su deuda
con Guillermo Cabrera Infante

 Tras sufrir con las traducciones al checo de las monumentales Los Detectives Salvajes y 2666, las dos obras maestras del escritor chileno Roberto Bolaño (Ver en este blog entrada del 20 de enero de 2010), la traductora e hispanista Anežka Charvátová ni siquiera se tomó un respiro ). De inmediato se puso a trabajar de cabeza en la traducción de Tres Tristes Tigres, proyecto que hace tiempo venía acariciando, pero que por una u otra razón tuvo que postergar. Hasta ahora. Esta semana la traductora le puso punto final al manuscrito de la novela en checo y se apresta para publicarla antes de que acabe el año, por razones de contrato, en la editorial Fra.

 “Yo creo que Cabrera Infante es un clásico y habría sido mucho mejor traducirlo al checo en los años 60, por supuesto, cuando se publicó el libro en español, en el año 1967. Pero en aquella época estaba prohibido en Cuba y tampoco se pudo publicar en Checoslovaquia, por supuesto. Después del 89 llegó el tiempo político bueno, pero tampoco dinero ni nada y fue un proyecto largo y difícil. Cuando por fin una editorial decidió publicarlo, la editorial FRA, que lo va a publicar ahora, me dio la traducción, pero yo estaba llena de otras cosas porque trabajaba en Bolaño.”

Resulta que antes de que Anežka Charvátová comenzara a trabajar en Tres Tristes Tigres, apareció en checo la novela póstuma de Cabrera Infante, La Ninfa Inconstante.

“La tradujo Petr Zavadil y es una traducción muy buena. Pero tuvimos una pequeña discusión: si acaso es bueno publicar primero la obra póstuma y solo después la obra clásica. Yo pensaba que habría sido mejor empezar con Tres Tristes Tigres, pero ya no, creo que fue mucho mejor publicar primero La Ninfa Inconstante, porque es más fácil de ser leída, es más abordable para un lector cualquiera para conocer a Cabrera Infante. Porque ahora, leyendo y releyendo Tres Tristes Tigres, me doy cuenta de que es una obra muy difícil y muy moderna en su época de creación, pero no estoy segura si ahora ya muchos no la van a tomar como algo superado o envejecido, que no lo creo que sea así, pero la literatura ha evolucionado mucho mientras tanto.”

De esta manera, enfatiza la traductora, la República Checa empieza a pagar la deuda que tiene con algunos clásicos de la literatura latinoamericana.

“Creo yo que tenemos muchas deudas con los clásicos latinoamericanos. Entre los cubanos la deuda más grande que teníamos era con este libro de Cabrera Infante y con Paradiso, de José Lezama Lima, que es una deuda que no sé si se va a saldar algún día, porque es mucho más difícil todavía que Tres Tristes Tigres.

Y a pesar de su dificultad, ya que muchos críticos la comparan con el Ulises, de James Joyce, cree que hay lectores en la República Checa para una novela como Tres Tristes Tigres.

“Sí, espero que los haya, porque no lo traduzco para mí ni para cinco amigos. Quiero que lo lean los lectores. Hay muchos chistes, mucho juego de idioma, creo que el lector checo entiende bien este tipo de humor. También tenemos escritores que utilizan el mismo tipo de humor.”

 La traductora de Tres Tristes Tigres comenta que en la República Checa hay escritores similares a Cabrera Infante, lo que puede facilitar su aceptación por parte del público. Y da un ejemplo.

“Siempre que quiero comparar a Cabrera Infante con algún escritor checo pienso en Josef Škvorecký, que en sus novelas ambientadas en los EE.UU. también trabaja con un checo inglés, chinglés, si se puede llamar así. Sus personajes hablan un checo muy deformado, muy influido por el inglés, y también hace muchos chistes fonéticos con el lenguaje. Es más o menos el mismo tipo de juegos que hace Cabrera Infante entre el español y el inglés, el spanglish. Y además el trabajo con el idioma hablado que hace Cabrera Infante también lo utiliza Škvorecký en muchas novelas suyas ambientadas en la República Checa. Y el amor que tienen ambos por el jazz. O sea, hay muchos elementos que los unen y creo que los lectores de Škvorecký pueden apreciar mucho esta novela de Cabrera Infante.”

Traducir Tres Tristes Tigres era un desafío demasiado suculento para dejarlo pasar, ya que los traductores aman los desafíos, agrega.

“Está lo de la deuda, no solo de las editoriales checas, sino también mía, porque este proyecto de traducción ya lo tengo desde hace mucho tiempo. Era ahora o nunca. Y está lo del desafío, porque traducir algo que es intraducible es para un traductor un desafío que es necesario tratar de hacerlo”.

En ese sentido, no cree que exista alguna obra que no se pueda traducir.

“Todo se puede traducir, todo. Creo que no hay cosas intraducibles. Hay que encontrar la manera de cómo traducirlo. Hay cosas que no se pueden traducir tal cual y hay que rehacerlo un poco. Incluso se tradujo Alicia en el País de las Maravillas, que es un libro que se parece mucho a Cabrera Infante ya que él es un gran lector de Lewis Caroll. Y la cita que encabeza Tres Tristes Tigres es de Alicia en el País de las Maravillas.”

Comparado con el trabajo que le dio Bolaño en las traducciones de 2666 y Los Detectives Salvajes, Anežka Charvátová sostiene que Tres Tristes Tigres fue mucho más difícil.

Tres Tristes Tigres es más difícil por los juegos de idioma, por todo, por los trabalenguas, que no basta con traducir, hay que recrear, hay que reinventar. Eso es como traducir poesía, que te toma mucho más tiempo. Una cosa es entenderlo y otra cosa es recrearlo, para que tenga el mismo significado, el mismo estilo y los chistes. Por eso esta es la novela que más me ha costado traducir y la sensación, tras terminar la traducción, es de alivio.”

Anežka Charvátová, que también trabaja en Fra como editora, cree que la novela no estará lista para salir a competir en el mercado prenavideño, porque falta afinar algunos detalles, antes de entrar en el proceso de corrección. Pero tiene que publicarse antes de que termine el año sí o sí, por razones de contrato.

De esta manera, la República Checa empieza a pagar la deuda que tiene con algunos escritores clásicos de Latinoamérica, empezando con este cubano universal, que fue perseguido primero por la dictadura de Batista y después por el régimen castrista y que murió en el exilio en Londres, en febrero de 2005.