lunes, 6 de noviembre de 2017

Una versión española del canon (6)

Novelista y ensayista, Darío Jaramillo Agudelo (Santa Rosa de Ossos, Antioquia, 1947) es además uno de los más importantes poetas colombianos de la actualidad y flamante merecedor del Premio Nacional de Poesía de su país. Su obra poética incluye  Historias (Ediciones La Soga al Cuello, 1974), Tratado de retórica (Instituto de Cultura y Bellas Artes de Cúcuta, 1978) , Poemas de amor: (1976-1983) (Fundación Simón y Lola Guberek, 1986; El Áncora, 1990; Visor, 2013), Del ojo a la lengua (Ediciones Arte Dos Gráfico, 1995)Cantar por cantar (Pre-Textos, 2001),Gatos (Pre-Textos, 2005), Cuadernos de música (Pre-Textos, 2008), Solo el azar (Pre-Textos, 2011) y El cuerpo y otra cosa (Pre-Textos, 2016), además de las antologías 77 poemas  (Universidad Nacional de Colombia, 1987), Antología poética (Monte Ávila, 1991), Cuánto silencio debajo de esta luna (Universidad Nacional Autónoma de México, 1992), Razones del ausente (Norma, 1998) (Selección de María Mercedes Carranza), 127 poemas (Universidad de Antioquia, 1999), Aunque es de noche (Pre-Textos, 1999), Libros de poemas : Cantar por cantar, Del ojo a la lengua, Los poemas de Esteban, Poemas de amor, Tratado de retórica, Historias. 1974-2001 (Fondo de Cultura Económica, 2003), Del amor, del olvido : antología temática (Luna Libros, 2009; 2013) y Treinta y dos poemas: una antología (Uceva, 2014). Como editor ha publicado Antología de lecturas amenas (La Rosa, 1986; Carlos Valencia, 1994; Panamericana, 2001), Poemáquinas: antología de iniciación a la poesía (Carlos Valencia, 1992; Panamericana, 1997), Antología de crónica latinoamericana actual (Santillana, 2012), Del marqués a la monja. Antología del soneto clásico en castellano (Eafit, 2014). Su última novela a la fecha es  Historia de Simona (Pre-Textos, 2010) y su último ensayo, el monumental Poesía en la canción popular latinoamericana (Pre-Textos, 2008).

El tema de la propiedad de la lengua

Por aprecio al oficio de traductor, y a sabiendas de que en España se han hecho magníficas traducciones al idioma ibérico, deseo creer que cuando la Sección Autónoma de Traductores proclama una "lista canónica" no le da a la palabra "canon" el primer significado que trae el DRAE. Ninguna traducción es "regla o precepto", ni mucho menos “modelo de características perfectas’, como reza la tercera acepción del mismo diccionario. Lo contrario, no hay nada más efímero que una traducción y por eso varios han dicho que cada generación debe traducir a sus clásicos.
  
De modo que quiero pensar, por pensar bien, que la Sección Autónoma, lo que intento hacer fue un mero "catálogo o lista", en acatamiento de la segunda acepción que trae el mismo diccionario. Sólo les faltó decir, para ayudarme en mi propósito de pensar bien, que era el catálogo o lista de sus afiliados. Ni siquiera de todos los traductores españoles, sino sólo de los seccionados autónomamente en la sección autónoma de traductores.
  
Yo no sé si son afiliados, pero pienso que traducciones como las de González Iglesias (Ovidio) o las de poetas ingleses de Rivero Taravillo, o las de Eliot de Juan Bonilla, o las del francés del Carlos Pujol, o los Grass de Miguel Sáenz son trabajos de españoles –no sé si seccionados autónomamente– que bien merecerían estar en cualquier lista o catálogo de españoles traductores.

Cuando vi la lista "canónica" la primera tentación que tuve fue hacer la contra lista nada canónica pero sí muy buena de traducciones hechas por nativos de Indias. Pero se me adelantó el propio Juan Bonilla con una lista abrumadora e impecable que suscribo plenamente después de recordar otras proezas de algunos otros criollos nacidos en estas tierras tropicales, como las de César Aira, o el trabajo impecable, que no canónico, del peruano Juan José del Solar con las obras de Elías Canetti, o el Moby Dick de Pezzoni. La lista puede continuarse por ejemplo con los nombres que cita José María Espinasa. 

El tema que hay en el trasfondo de la lista seccionada autónomamente por la Sección Autónoma es el de la propiedad de la lengua. A ese propósito, y a riesgo de incurrir en la desvergüenza de las auto citas, trascribo a continuación un texto que escribí sobre  el tema:

“¿De quién es el español? El español es de Cervantes y de Lope, de santa Teresa y de sor Juana, de Jorge Manrique y de Quevedo, de Fernando de Rojas y de Calderón, de Góngora y de Garcilaso, de Rubén Darío y de Pérez Galdós, de Machado y de Juan Ramón, de Clarín y de Bécquer, de Neruda y de Cortázar, de Paz y de Rulfo, de García Márquez y de César Vallejo, de Borges y de Monterroso, de Felisberto y de Onetti, de Montejo y de Watanabe, de Pacheco y Vargas Llosa. De todos ellos, de Gracián, y de la chica que viene a poner orden en mi casa y de su hijo de cuatro años que no puede decir ‘don Darío’ y me dice ‘ondarío’, de Le Pera y de Agustín Lara, de Celia Cruz y de Daniel Santos, el español es del vendedor callejero que grita ‘man–da–ri–nas”, del locutor que grita ‘gooooooooool” con todas las oes que alcanza a resistir un pulmón entrenado para los pregones, el español es de mi madre, el español es mi lengua madre.

"¿De quién es el español? El español es de un navegante genovés, Cristóbal Colón que, durante su primer viaje, entre octubre del 1492 y enero de 1493, anota en su diario palabras de los nativos de La Española; varias de esas palabras pasarán pronto al español: canoa, hamaca, cacique, cazabe, tiburón…

"¿De quién es el español? El español es de los mexicanos; de ellos decía un viajero de fines del siglo XVI que su manera de hablar era “pulida, cortesana y delicada y naturalmente retórica, mucho más propia y elegante que la de los españoles peninsulares”. Por la misma época circulaba una ley según la cual “cuando se dudare de algún vocablo castellano, la duda deberá resolverla el hombre toledano que allí se hallare”: el español, entonces, es también de los toledanos.

"¿De quién es el español? El español es de Candelario Obeso (1849–1884), poeta colombiano, negro, que escribió la Canción der boga ausente: “Qué trijte que ejtá la noche, | la noche qué trijte ejtá; | no hay en er cielo una ejtreya... | ¡Remá, remá! | La negra re mi arma mía, | mientra yo brego en la má, | bañao en suró por eya, | ¿qué hará? ¿qué hará? | Tar vej por su zambo amao | doriente sujpirará, | o tar vej ni me recuerda... | ¡Yorá, yorá!

"¿De quién es el español? El español es de los redactores del periódico El Telégrafo de la comunidad sefardita de Estambul, que en 1894 –402 años después de su expulsión de España, de Sefarad–, publicaban un editorial que decía: “…Por lo que es de nos, nosotros nos aplicaremos a ser antes de todo entendidos en nuestro público en empleando siempre palabras españolas y dando a nuestras frases la construcción español. No tenemos la pretensión de pueder ansí arrivar a escribir con perfección la lengua de Cervantes, de Calderón y de Lope de Vega. Nuestras intenciones son más modestas. Nuestro propósito es de emplearnos a purificar nuestro jerigonza en españolizándolo de más en más”.

"¿De quién es el español? El español es de los hablantes que lo llaman castellano y es –también– de los hablantes que lo llaman español. El español es de Octavio Paz que decía que “yo me siento ciudadano de la lengua española y no ciudadano mexicano; por eso me molesta mucho que se hable de lengua castellana, porque el castellano es de los castellanos y yo no lo soy; yo soy mexicano y, como mexicano, hablo español y no castellano”. El español es de los hablantes que no les importa llamarlo español o llamarlo castellano.

"¿De quién es el español? El español es de las personas que usan las palabras del español y las escriben con ortografía inventada para el chat, el español es de las Academias de la Lengua, que ya no prescriben pero sí contribuyen a cierta unidad de la ortografía y a la documentación del idioma. Además, la academia, según dice su slogan, “limpia, fija y da esplendor”: como la cera para pisos.

"¿De quién es el español? El español es de Salvador Novo, mexicano, que cuenta de su viaje a Buenos Aires, cuando su amigo Victorio Santagasta le canta al oído un tango que Novo copia devotamente: “Dónde te fuijtej tango | que te bujco siempre | y no te puedo hachar; | te juro por mi vieja | Que si no te encuentro me pongo a chorar. | Fui por Florida acher | y por corrientes hoy; | me han informado | que te habían piantado | con tu bandoneón; | pero yo sé que vos | no aguantarás el tren | naipe marcao | Cuando ya es junao | tiene que rajar...”. Como queda demostrado aquí, el español es, también, de los argentinos.

"¿De quién es el español? Como quedó dicho el español es de Novo, que se encuentra en Buenos Aires con Federico García Lorca: “–Pero zi tú ere mundiá –me decía–. ¡Y yo sabía que tendría que conozerte! En España y en Nueva Yo, y en La Habana y en toah parte me han contao anédota tuyaz y conozco tu lengua rallada pa' hazé soneto! –Y luego poniéndose serio–: Pa mí, la amiztá e ya pa' siempre; e cosa sagrá; ¡paze lo que paze, ya tú y yo zeremos amigo pa toa la vía!”. Es evidente que el español es de García Lorca y, de todos los andaluces.

"¿De quién es el español? El español es de Salomón Gaón, presidente de la Federación Sefardí Mundial, que en 1990 –medio milenio después de su expulsión de España, de Sefarad–, que dijo cuando recibía el premio Príncipe de Asturias: “Hay historianos que demuestran porké los Djidiós refugiados in Espania nunca olvidaron de su vieyo país y nunca desharon de tenr un amor filial por Espania. Hay solamente una respuesta: detodas las diásporas en kualas vivían dispersos el pueblo de Isralel, solamente in Espania se kreó una época deoro. No komoin las otras diásporas, in Espania los Djidiós o eran konsiderados komo una menoría extranjera, pero komo una parte integral y buen de la tierra onde bevían kasi dos mil anios… Para nosotros los Djidiós, Sefarad mos aza rekordar el tiempo kuando nuestros padre bevian in Espania, en la kuala ombres y muyeres prektikando kultos diferentes, djidió, kristinao i musulmán, formavan una komunitá, en dando un esemplo de ermanda y konkordia”

"¿De quién es el español? El español es cada día de más gente. En 1500 existían quince mil idiomas en la tierra. Ahora son seis mil lenguas y dos tercios de éstas tienen menos de veinte mil hablantes y en 2100 se calcula que los idiomas serán mil. La mortandad lingüística es altísima y el español se erige como una de las tres o cuatro lenguas más habladas de la tierra, junto con el mandarín, el inglés y el ruso.

"¿De quién es el español? El español es de los dominicanos: cuando el dictador José Leonidas Trujillo mataba haitianos en la frontera había un modo de diferenciar haitianos y dominicanos. Éstos pronunciaban correctamente la palabra “perejil” y los haitianos, francófonos, la decían guturalmente: sin misericordia, el que dijera “peguejil” era pasado por las armas. Definitivamente, el español es José Leonidas Trujillo (y de sus herederos)".


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